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Economía

El ocio nocturno más exclusivo toma Madrid | Fortuna

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El lujoso barrio londinense de Mayfair, junto a Hyde Park, es conocido por sus elegantes adosados georgianos. Pero también porque alberga algunos de los hoteles, restaurantes y tiendas más exclusivos de la ciudad, como las sastrerías a medida de Savile Row y las boutiques de diseñadores de Bond Street. Fue ahí donde en 2014 se creó la primera discoteca Toy Room, una poderosa marca de ocio nocturno (de la que el Grupo Pachá adquirió una participación mayoritaria en 2021) que hoy tiene sede en ciudades como Dubái, Mikonos, Estambul, Roma, Atenas, Delhi, Sao Paulo, Ibiza y, desde hace menos de un año, en Madrid.

El nuevo local se encuentra a poco más de 150 metros de la Galería Canalejas, el nuevo icono del lujo y la gastronomía de la capital, y prácticamente frente al que desde 2020 es su hotel más exclusivo, el Four Seasons. Una ubicación que no es coincidencia, según explica el socio fundador de Toy Room, Jordan Rocca. “Cuando empezamos el proyecto, preguntaba a la gente qué pensaban de esa área y todo el mundo me decía que no, que no es una zona donde haya clubs. Yo contestaba, mira, está ahí el Four Seasons y no son tontos, si piensan que esa área es buena significa que lo han estudiado. Así que para mí era perfecto. Cuando hablas con gente y te preguntan dónde está, decir que enfrente del Four Seasons es perfecto”, asegura.



El empresario italiano Jordan Rocca (dcha.), junto al portero del Real Madrid Thibaut Courtois, la mascota de ToyRoom y el relaciones públicas Rubén Lantes.

Cada Toy Room es diferente para adaptarse al público local, pero comparten parte del espíritu italiano de Rocca, genovés con residencia entre Ibiza y Londres. En Madrid abre de jueves a domingo con la actuación de artistas internacionales y música basada, sobre todo, en temas de hip-hop y reguetón. Distribuido en dos pisos, incluye salas VIP al estilo de suites de hotel –con PlayStation y Netflix, entre otros servicios–, una cabina de DJ incluso en los baños y obras de arte. “Soy muy exigente con el servicio a cliente, con cómo mi equipo habla ellos. Pienso que cuidar bien al cliente, que al final es el que gasta dinero en tu club, es lo mejor que puedes hacer. Y hay que darle un servicio completo”, reconoce Rocca, que también participa en proyectos del sector de la restauración, como la cadena de hamburguesas veganas Neat Burger, donde cuenta con Leonardo DiCaprio y Lewis Hamilton como socios.

Aun así, Rocca no es el único que ha encontrado un lugar privilegiado para su local. El diseñador de coches Iñigo Onieva, que saltó a la fama en España por su relación con Tamara Falcó, abrió en noviembre del año pasado el Lula Club junto a dos socios, la única discoteca madrileña con dirección en la icónica calle Gran Vía. “Llevábamos mucho tiempo buscando un local en esa zona, que vuelve a ser de nuevo el eje del ocio de la capital. La Gran Vía es la tercera calle más transitada de Europa y le llaman el Broadway europeo por la cantidad de teatros y entretenimiento que hay. Además, todas las nuevas aperturas de un perfil alto de hoteles están ahí, tipo Four Seasons, Edition, Nobu… y dan sustento a una oferta de ocio de calidad”, apunta Onieva.

Interior de Lula Club, fundada por Iñigo Onieva y ubicada en la Gran Vía madrileña.


Interior de Lula Club, fundada por Iñigo Onieva y ubicada en la Gran Vía madrileña.

El público de esa oferta lo conforman perfiles “bastante variopintos”, según el fundador del Lula, que comenta que en su recién cumplido primer año de vida han frecuentado el club desde miembros de la realeza europea o grupos de actores, hasta un tipo de cliente más underground, atraído por la música electrónica que caracteriza al local. “En París, Londres o Nueva York, los clubs más prestigiosos, exclusivos y referentes de la capital son siempre de música electrónica. En Madrid y en España en general, en cambio, este estilo está más relacionado con lo underground. Aquí quisimos traer ese espíritu a una experiencia premium: ofrecer música electrónica en un club de primera categoría, con una atmósfera de primera calidad y más exclusiva”, confiesa.

El interior del local, concebido por AEME Arquitectos, destacan el terciopelo granate, los espejos, el dorado y las luces de neón. Cuenta con capacidad para 1.2000 personas y ofrece una programación musical que incluye tanto grandes dj’s internacionales como artistas locales emergentes de la música electrónica. “Madrid tiene una oferta de ocio espectacular y siempre van a salir competidores todo el rato. Pero en Lula hemos creado un alma y eso es complicado de replicar, sobre todo en la industria de las discotecas, que suele funcionar por modas. Nosotros hemos creado un club, no una discoteca, y eso hace que independientemente de los locales que vayan abriendo, Lula seguirá siendo un referente. En Madrid hay mucha gente y cada vez vienen más, así que hay espacio para todo”, opina Onieva.

Interior del Lula Club.


Interior del Lula Club.

Parte de ese espacio lo ocupa desde hace 25 años Fortuny, el conocido local de fiestas de la jet set madrileña. El legendario palacete francés del siglo XIX, ubicado junto al Paseo de la Castellana, reabrió sus puertas el pasado abril, tras una renovación integral, con el objetivo de adaptarse a las nuevas demandas de ocio de la capital. “Ha aterrizado una hotelería fuerte en la ciudad y ya antes de la pandemia nos planteamos renovar un clásico para que, más que estar de moda, no pasara de moda. También abordamos las tendencias de Europa de tener una buena coctelería de autor y opciones de gastronomía. Ahora es una especie de Soho House sin quedarte a dormir”, detalla el director de contenidos de Fortuny, Fernando Candela.

Fortuny ha reabierto con un nuevo espacio de coctelería.


Fortuny ha reabierto con un nuevo espacio de coctelería.

Así, el nuevo Fortuny Home Club, que Candela describe como “un oasis en medio de la vorágine madrileña”, propone un nuevo concepto basado en cuatro espacios diferentes: El restaurante Benedetto, especializado en pizzas gourmet maridadas con Champagne o regadas por una gran bodega de vinos italianos; la terraza La Cúpula, un vergel íntimo donde confluyen la gastronomía internacional de la cocina oriental y la mediterránea; la coctelería de autor de Henriette, y el club nocturno Morris Club. “Cuando entras, tienes la autonomía de poder estar en las distintas plantas de un mismo espacio, pero en ambientes totalmente distintos. Puedes hacer un evento, usar solo la parte gastronómica y tomar unos cócteles o disfrutar del club puro y duro. Es estar en un palacete del siglo XIX pero traído al siglo XXI y eso es muy difícil de encontrar ahora mismo”, sostiene.

El Morris Club del nuevo Fortuny Home Club.


El Morris Club del nuevo Fortuny Home Club.

El nuevo espacio multidisciplinar tiene licencia hasta las seis de la mañana, pero Candela asegura que, después de la pandemia, mucha gente ha dejado de buscar eso en el ocio. “La gente se acostumbró a que su ocio tenía menos horas nocturnas y se conquistaron el día y la tarde. Por eso nuestra oferta, que antes estaba muy dirigida a la noche, ahora lo abarca todo. Estamos abiertos desde la 1.30 de la tarde hasta las 5.00 de la mañana ininterrumpidamente de lunes a domingo”, confirma.

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Economía

Las tres casas de la semana: de la cama a la piscina interior en La Moraleja por 6,5 millones

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Casa en La Moraleja de 1.000 metros construidos

El ocio y el disfrute son una parte esencial en esta vivienda unifamiliar. De hecho, esta zona está separada del resto de la casa. Ambos volúmenes, con puertas independientes, se unen a través de un porche que conecta el dormitorio principal con la piscina interior, el gimnasio y la sauna. Así se presenta esta vivienda construida en 2003 y actualizada recientemente que se localiza en la exclusiva urbanización madrileña de La Moraleja, morada de deportistas, empresarios y artistas de alto poder adquisitivo. En sus 1.000 metros de superficie construida se hallan seis dormitorios con baño y dos piscinas, una interior y otra exterior, que comparten el mismo plano visual. La casa, con placas solares en su cubierta y orientación sur, se distribuye en dos plantas principales y un semisótano.

Al entrar en el interior del inmueble aparece un recibidor que conduce hasta un salón de doble altura y otras estancias: comedor independiente, tres suites (incluida la principal, con un importante vestidor), sala de estar (que comparten los dos dormitorios de niños), aseo de invitados, cocina y zona de lavandería con entrada para el servicio. La planta superior, dominada por un lucernario, tiene 150 metros cuadrados destinados a cualquier uso. Aquí hay un dormitorio con baño y vestidor. El nivel inferior cuenta con una sala diáfana de unos 190 metros cuadrados que dispone de una pequeña cocina, aseo, un dormitorio de invitados y otro de servicio. La arquitectura del espacio anexo dedicado al ocio y al ejercicio es idéntica a la de la casa principal. La parcela, totalmente llana, que suma algo más de 2.500 metros cuadrados, dispone de jardín y un pozo. El aparcamiento tiene capacidad para cinco vehículos.

Situación: Alcobendas (Madrid)

Superficie: Parcela de 2.500 metros cuadrados y 1.000 construidos

Estado: Bueno

Precio: 6,55 millones de euros

Teléfono: 916 50 42 42

Viñas gestionadas por Macià Batle

Más de tres hectáreas de parcela alojan esta propiedad singular, emplazada en Santa Maria del Camí, una localidad de la parte central de la isla de Mallorca. En ese extenso terreno se dispone un amplio viñedo gestionado por Macià Batle, una bodega familiar que desde 1856 elabora vinos en esta zona. De aquí obtienen sus botellas cada año. La villa principal se distribuye en dos plantas más el sótano y comprende tres dormitorios más un despacho, cocina y salón con chimenea, entre otras estancias. Se conecta a través de un patio al apartamento de invitados, que cuenta con dos dormitorios, cocina y baño. También dispone de un amplio sótano con bodega, una sala de cine y sauna. En el exterior, todo el protagonismo se lo llevan la piscina y una zona cubierta de barbacoa y chill out. La propiedad balear, que fue construida en el año 2015, tiene vistas a la montaña.

Situación: Santa Maria del Camí (Mallorca)

Superficie: Parcela de 3,18 hectáreas y 885 metros construidos

Estado: Bueno

Precio: 7,95 millones de euros

Teléfono: 971 62 16 29

Cuatro edificios y un jardín tropical

La finca en venta es del año 1940 y ha sido rehabilitada por completo. Se sitúa en un enclave tranquilo de la localidad de Elche, a unos cinco minutos del aeropuerto de Alicante y de las playas de la Costa Blanca. La propiedad, que pertenece a la urbanización de Torre Azul, se organiza en torno a cuatro edificaciones: casa principal, inmueble para eventos y celebraciones, gimnasio con sauna y un espacio con cocina y horno de leña. La casa principal dispone de siete suites, salón, cocina, zona de lavadero y una bodega dispuesta en la planta sótano. Todos los techos de la vivienda tienen más de cuatro metros de altura. La propiedad, que suma una parcela de 10.000 metros cuadrados, luce una piscina rodeada de un jardín tropical en el que priman las palmeras. También existe un jacuzzi para 12 personas.

Situación: Elche (Alicante)

Superficie: Parcela de 10.000 metros cuadrados y 1.200 construidos

Estado: Bueno

Precio: 1,9 millones de euros

Teléfono: 966 28 70 70

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Economía

Beneficiados y perjudicados por la reforma de las pensiones

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La reforma de las pensiones diseñada por el Ministerio de Seguridad Social pretende aumentar las prestaciones sin poner en riesgo la sostenibilidad del sistema. Dos ambiciones intrínsecamente enfrentadas, que el ministro José Luis Escrivá ha maridado con un aumento de los ingresos derivado de la subida de cotizaciones. Entre las modificaciones que proyectan una mejoría de las pensiones está la posibilidad de ampliar el periodo de cómputo —los años que se toman como referencia para calcular la pensión— de 25 a 29, retirando los dos peores y eligiendo los 27 con mayores cotizaciones. O quedarse con los últimos 25, como sucedía hasta ahora.

Un horizonte más amplio beneficiará a aquellos trabajadores con carreras irregulares, en palabras de Escrivá. Sin embargo, el impacto puede no ser relevante para otros perfiles con carreras más estables. EL PAÍS ha consultado a distintos tipos de trabajadores próximos a la jubilación cómo creen que puede afectarles los cambios del nuevo marco legislativo.

Un autónomo: “Deberían contemplarse todos mis años cotizados y no los últimos”

La pensión de jubilación media de un autónomo es 600 euros más baja que la de un asalariado. Entre otras razones, porque el 80% de ellos cotiza por la base mínima. Con estas dos variables sobre la mesa, el Ministerio de Seguridad Social aprobó —tras recibir el visto bueno de las principales organizaciones de autónomos—, un sistema de cotización basado en los ingresos reales con el que se busca una mejor cobertura al terminar la vida laboral. Según ha defendido el ministro Escrivá, dos de cada tres miembros de este colectivo se va a beneficiar del nuevo marco y tendrán una pensión mayor.

Francisco Gordillo cumplirá 64 años en junio después de toda una vida como trabajador por cuenta propia. “En febrero sumé 39 años cotizados”, reconoce. Tiene una tienda de fruta, pescado y carne en Sevilla, en un local que comparte con otros dos autónomos. Ha trabajado ininterrumpidamente, por lo que no tiene lagunas de cotización —los periodos en los que una persona no ha aportado a la Seguridad Social, por encontrarse, por ejemplo, en situación de desempleo—, aunque ha ido variando su base de cotización: “Hasta que llegué a los 50 años estuve pagando la mínima, que entonces era de 800 euros. Después la subí a los 1.200″.

Gordillo es crítico con la reforma: “Está mal hecha, porque lo que debería contemplarse es toda la vida laboral de una persona, y no sus últimos 25 o 29 años”. Y se explica: “Una persona que haya trabajado hasta los 55 años y de repente se quede sin empleo, se encuentra en una edad muy mala para encontrar otro trabajo y ve cómo le quedan diez años por delante, que va a tener muy difícil cubrir, y la pensión con la que va a vivir el resto de su vida se le va a recortar”. Los críticos con este planteamiento señalan que incluir en el cálculo los primeros años de la vida laboral, cuando los salarios suelen ser inferiores, repercute en una menor pensión.

Un ‘baby boomer’ con carrera estable: “No cambia mi situación”

Francisco Javier Goicoechea, en Madrid.Olmo Calvo

Francisco Javier Goicoechea tiene 65 años recién cumplidos, 42 cotizados y, de momento, poca intención de jubilarse. La vida laboral de este ingeniero navarro afincado en Madrid es un ejemplo idílico de cómo ha desarrollado su carrera buena parte de su generación, la de los baby boomersaquellos nacidos entre 1946 y 1964—, cuyo retiro pondrá en tensión el sistema de pensiones por tratarse de una hornada numerosa y con prestaciones elevadas: “No he dejado de trabajar desde que salí de la universidad”. Y, aunque su empresa ha ido sufriendo cambios societarios, su empleador ha sido el mismo.

La reforma afectará a su cotización en los años que le quedan, pero no a su pensión: con el aumento de las bases máximas, su empresa pagará más impuestos por él lo que le quede de vida laboral. “A mí no me cambia nada”, reconoce. No ha tenido periodos de inactividad en su carrera y tendrá derecho a la pensión máxima cuando se jubile. Esto, cuenta, lo hará en “en principio en tres años”, y está al tanto de que por cada año de más su pensión se incrementará un 4%. Aunque le beneficiaría, no está de acuerdo con que esta se revalorice al mismo ritmo que las más bajas: “No me parece sostenible. Mantendría la revisión al IPC solo para las menores o aumentaría el periodo requerido de cotización”.

Una trayectoria irregular: “Tendré que trabajar todos los años que pueda para mejorar mi pensión”

Yolanda Babecki, en su puesto de trabajo en Patones (Madrid).
Yolanda Babecki, en su puesto de trabajo en Patones (Madrid).SANTI BURGOS

“La última vez que comprobé cuánto me correspondería de pensión casi me entra una depresión y no he vuelto a mirarlo”, cuenta Yolanda Babiecki (Madrid, 65 años). Geóloga de carrera, ha hecho “de todo” en la vida: al salir de la universidad, y tras varios empleos en el mundo de la arqueología, estuvo trabajando como profesora ayudante mientras preparaba su tesis doctoral. No llegó a acabarla porque decidió dedicarse a tiempo completo a la educación de sus hijos. Desde entonces, ha ido alternando trabajos puntuales como profesora en academias o para empresas, con contratos por cuenta ajena pero temporales. También ha asesorado en materias de medioambiente a empresas como autónoma.

Ahora es profesora de jardinería como docente de la Comunidad de Madrid, y las cuentas no le salen: tiene 22 años cotizados, de los cuales menos de diez han sido como asalariada. Todo lo demás ha sido como autónoma, y alternando épocas sin trabajo. “Voy a seguir trabajando todo lo que pueda, porque estoy bien de salud y además lo necesito para mejorar mi pensión”. De la reforma, lo que más le afecta es el plus de 30 euros que recibiría por cada uno de sus cuatro hijos. Lo que sí defiende es que hay que retrasar la jubilación: “No queda más remedio”.

Un fijo discontinuo: “Va a mejorar la pensión de las mujeres con este contrato”

El sindicalista de CC OO Antonio Ferro, en la sede del sindicato de Lloret de Mar (Girona).
El sindicalista de CC OO Antonio Ferro, en la sede del sindicato de Lloret de Mar (Girona). Massimiliano Minocri

Uno de los contratos estrella de la reforma laboral es el del fijo discontinuo, diseñado para cubrir actividades estacionales y sustituir al temporal. Se trata de una modalidad en la que el trabajador tiene garantizado el empleo durante un tiempo determinado al año, y el empresario la obligación de llamarlo cuando den comienzo estas campañas. También ofrece una mayor indemnización en caso de despido. El empleado, por su parte, cotiza mientras esté en situación de actividad, y durante el periodo de inactividad cobra la prestación por desempleo. Cuando no reciba paro, no aportará nada al sistema, y comenzará a acumular lagunas.

Antonio Ferro, de 60 años, firmó hace dos meses un contrato de este tipo. Hasta ese momento venía siendo indefinido, pero ha acordado permanecer así durante cuatro años en la empresa donde trabaja, una cadena hotelera con presencia en Lloret de Mar (Girona), y después volver a ser fijo. Además, suma 42 años cotizados, por lo que la jubilación se le antoja próxima. En su condición de secretario general de la Federación de Servicios de CC OO de Girona, está al tanto de los beneficios que aporta el nuevo marco, especialmente sobre las mujeres. “En zonas como la Costa Brava, donde se trabaja cada vez menos meses, hay muchas mujeres que por no tener los años de cotización necesarios cobran pensiones no contributivas, y estas se van a incrementar en un 20% y es algo importantísimo. Va a suponerles una gran mejora”, detalla. “Además, son las que se cogen, por lo general, más reducciones de jornada, y con la reforma se les va a cubrir hasta tres años la base de cotización como si estuvieran a jornada completa”, añade.

Un funcionario: “A mí no me afecta”

Santiago Collado, en San Sebastián.
Santiago Collado, en San Sebastián.Javier Hernandez Juantegui

Santiago Collado se jubiló el año pasado. Lo hizo con 64 años, y después de haber estado durante los últimos 39 dando clase en la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad del País Vasco de San Sebastián. “A mí esta reforma no me afecta”, asegura, por su condición de profesor universitario de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. ¿El motivo? Ha cotizado como funcionario en el régimen de clases pasivas —en el que se encuentran alrededor de 670.000 personas—, que es distinto al de los trabajadores del sector privado, y que, por ejemplo, permite retirarse a los 60 años con la pensión máxima si se acreditan 30 años cotizados.

Además de no afectarle por estar ya jubilado, los trabajadores públicos cuentan con una tabla de edad diferente para poder retirarse: a los funcionarios sujetos al Régimen de Clases Pasivas, la jubilación o retiro forzoso se les declara de oficio a los 65 años; excepto a los profesores universitarios, magistrados, jueces, fiscales, secretarios judiciales y registradores de la propiedad, para los que se prolonga hasta los 70.

“El aumento del número de años puede beneficiar puntualmente a algunas personas, pero en términos generales el impacto va a ser limitado”, reflexiona. De hecho, el problema principal, según él, va a permanecer a pesar de los cambios acordados: “El número de pensionistas va a ser cada vez mayor, y sus pensiones más altas. ¿Cómo se va a financiar eso?”. Junto con esta variable, a su juicio no resuelta, Collado también afea el modo en el que se ha aprobado una reforma de este calado. “La forma de hacerlo ha sido muy apresurada. Se han puesto las pilas a última hora y han existido elementos políticos que han condicionado lo que debería ser un pacto global”, sentencia.

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Beneficiados y perjudicados por la reforma de las pensiones

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La reforma de las pensiones diseñada por el Ministerio de Seguridad Social pretende aumentar las prestaciones sin poner en riesgo la sostenibilidad del sistema. Dos ambiciones intrínsecamente enfrentadas, que el ministro José Luis Escrivá ha maridado con un aumento de los ingresos derivado de la subida de cotizaciones. Entre las modificaciones que proyectan una mejoría de las pensiones está la posibilidad de ampliar el periodo de cómputo —los años que se toman como referencia para calcular la pensión— de 25 a 29, retirando los dos peores y eligiendo los 27 con mayores cotizaciones. O quedarse con los últimos 25, como sucedía hasta ahora.

Un horizonte más amplio beneficiará a aquellos trabajadores con carreras irregulares, en palabras de Escrivá. Sin embargo, el impacto puede no ser relevante para otros perfiles con carreras más estables. EL PAÍS ha consultado a distintos tipos de trabajadores próximos a la jubilación cómo creen que puede afectarles los cambios del nuevo marco legislativo.

Un autónomo: “Deberían contemplarse todos mis años cotizados y no los últimos”

La pensión de jubilación media de un autónomo es 600 euros más baja que la de un asalariado. Entre otras razones, porque el 80% de ellos cotiza por la base mínima. Con estas dos variables sobre la mesa, el Ministerio de Seguridad Social aprobó —tras recibir el visto bueno de las principales organizaciones de autónomos—, un sistema de cotización basado en los ingresos reales con el que se busca una mejor cobertura al terminar la vida laboral. Según ha defendido el ministro Escrivá, dos de cada tres miembros de este colectivo se va a beneficiar del nuevo marco y tendrán una pensión mayor.

Francisco Gordillo cumplirá 64 años en junio después de toda una vida como trabajador por cuenta propia. “En febrero sumé 39 años cotizados”, reconoce. Tiene una tienda de fruta, pescado y carne en Sevilla, en un local que comparte con otros dos autónomos. Ha trabajado ininterrumpidamente, por lo que no tiene lagunas de cotización —los periodos en los que una persona no ha aportado a la Seguridad Social, por encontrarse, por ejemplo, en situación de desempleo—, aunque ha ido variando su base de cotización: “Hasta que llegué a los 50 años estuve pagando la mínima, que entonces era de 800 euros. Después la subí a los 1.200″.

Gordillo es crítico con la reforma: “Está mal hecha, porque lo que debería contemplarse es toda la vida laboral de una persona, y no sus últimos 25 o 29 años”. Y se explica: “Una persona que haya trabajado hasta los 55 años y de repente se quede sin empleo, se encuentra en una edad muy mala para encontrar otro trabajo y ve cómo le quedan diez años por delante, que va a tener muy difícil cubrir, y la pensión con la que va a vivir el resto de su vida se le va a recortar”. Los críticos con este planteamiento señalan que incluir en el cálculo los primeros años de la vida laboral, cuando los salarios suelen ser inferiores, repercute en una menor pensión.

Un ‘baby boomer’ con carrera estable: “No cambia mi situación”

Francisco Javier Goicoechea, en Madrid.Olmo Calvo

Francisco Javier Goicoechea tiene 65 años recién cumplidos, 42 cotizados y, de momento, poca intención de jubilarse. La vida laboral de este ingeniero navarro afincado en Madrid es un ejemplo idílico de cómo ha desarrollado su carrera buena parte de su generación, la de los baby boomersaquellos nacidos entre 1946 y 1964—, cuyo retiro pondrá en tensión el sistema de pensiones por tratarse de una hornada numerosa y con prestaciones elevadas: “No he dejado de trabajar desde que salí de la universidad”. Y, aunque su empresa ha ido sufriendo cambios societarios, su empleador ha sido el mismo.

La reforma afectará a su cotización en los años que le quedan, pero no a su pensión: con el aumento de las bases máximas, su empresa pagará más impuestos por él lo que le quede de vida laboral. “A mí no me cambia nada”, reconoce. No ha tenido periodos de inactividad en su carrera y tendrá derecho a la pensión máxima cuando se jubile. Esto, cuenta, lo hará en “en principio en tres años”, y está al tanto de que por cada año de más su pensión se incrementará un 4%. Aunque le beneficiaría, no está de acuerdo con que esta se revalorice al mismo ritmo que las más bajas: “No me parece sostenible. Mantendría la revisión al IPC solo para las menores o aumentaría el periodo requerido de cotización”.

Una trayectoria irregular: “Tendré que trabajar todos los años que pueda para mejorar mi pensión”

Yolanda Babecki, en su puesto de trabajo en Patones (Madrid).
Yolanda Babecki, en su puesto de trabajo en Patones (Madrid).SANTI BURGOS

“La última vez que comprobé cuánto me correspondería de pensión casi me entra una depresión y no he vuelto a mirarlo”, cuenta Yolanda Babiecki (Madrid, 65 años). Geóloga de carrera, ha hecho “de todo” en la vida: al salir de la universidad, y tras varios empleos en el mundo de la arqueología, estuvo trabajando como profesora ayudante mientras preparaba su tesis doctoral. No llegó a acabarla porque decidió dedicarse a tiempo completo a la educación de sus hijos. Desde entonces, ha ido alternando trabajos puntuales como profesora en academias o para empresas, con contratos por cuenta ajena pero temporales. También ha asesorado en materias de medioambiente a empresas como autónoma.

Ahora es profesora de jardinería como docente de la Comunidad de Madrid, y las cuentas no le salen: tiene 22 años cotizados, de los cuales menos de diez han sido como asalariada. Todo lo demás ha sido como autónoma, y alternando épocas sin trabajo. “Voy a seguir trabajando todo lo que pueda, porque estoy bien de salud y además lo necesito para mejorar mi pensión”. De la reforma, lo que más le afecta es el plus de 30 euros que recibiría por cada uno de sus cuatro hijos. Lo que sí defiende es que hay que retrasar la jubilación: “No queda más remedio”.

Un fijo discontinuo: “Va a mejorar la pensión de las mujeres con este contrato”

El sindicalista de CC OO Antonio Ferro, en la sede del sindicato de Lloret de Mar (Girona).
El sindicalista de CC OO Antonio Ferro, en la sede del sindicato de Lloret de Mar (Girona). Massimiliano Minocri

Uno de los contratos estrella de la reforma laboral es el del fijo discontinuo, diseñado para cubrir actividades estacionales y sustituir al temporal. Se trata de una modalidad en la que el trabajador tiene garantizado el empleo durante un tiempo determinado al año, y el empresario la obligación de llamarlo cuando den comienzo estas campañas. También ofrece una mayor indemnización en caso de despido. El empleado, por su parte, cotiza mientras esté en situación de actividad, y durante el periodo de inactividad cobra la prestación por desempleo. Cuando no reciba paro, no aportará nada al sistema, y comenzará a acumular lagunas.

Antonio Ferro, de 60 años, firmó hace dos meses un contrato de este tipo. Hasta ese momento venía siendo indefinido, pero ha acordado permanecer así durante cuatro años en la empresa donde trabaja, una cadena hotelera con presencia en Lloret de Mar (Girona), y después volver a ser fijo. Además, suma 42 años cotizados, por lo que la jubilación se le antoja próxima. En su condición de secretario general de la Federación de Servicios de CC OO de Girona, está al tanto de los beneficios que aporta el nuevo marco, especialmente sobre las mujeres. “En zonas como la Costa Brava, donde se trabaja cada vez menos meses, hay muchas mujeres que por no tener los años de cotización necesarios cobran pensiones no contributivas, y estas se van a incrementar en un 20% y es algo importantísimo. Va a suponerles una gran mejora”, detalla. “Además, son las que se cogen, por lo general, más reducciones de jornada, y con la reforma se les va a cubrir hasta tres años la base de cotización como si estuvieran a jornada completa”, añade.

Un funcionario: “A mí no me afecta”

Santiago Collado, en San Sebastián.
Santiago Collado, en San Sebastián.Javier Hernandez Juantegui

Santiago Collado se jubiló el año pasado. Lo hizo con 64 años, y después de haber estado durante los últimos 39 dando clase en la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad del País Vasco de San Sebastián. “A mí esta reforma no me afecta”, asegura, por su condición de profesor universitario de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. ¿El motivo? Ha cotizado como funcionario en el régimen de clases pasivas —en el que se encuentran alrededor de 670.000 personas—, que es distinto al de los trabajadores del sector privado, y que, por ejemplo, permite retirarse a los 60 años con la pensión máxima si se acreditan 30 años cotizados.

Además de no afectarle por estar ya jubilado, los trabajadores públicos cuentan con una tabla de edad diferente para poder retirarse: a los funcionarios sujetos al Régimen de Clases Pasivas, la jubilación o retiro forzoso se les declara de oficio a los 65 años; excepto a los profesores universitarios, magistrados, jueces, fiscales, secretarios judiciales y registradores de la propiedad, para los que se prolonga hasta los 70.

“El aumento del número de años puede beneficiar puntualmente a algunas personas, pero en términos generales el impacto va a ser limitado”, reflexiona. De hecho, el problema principal, según él, va a permanecer a pesar de los cambios acordados: “El número de pensionistas va a ser cada vez mayor, y sus pensiones más altas. ¿Cómo se va a financiar eso?”. Junto con esta variable, a su juicio no resuelta, Collado también afea el modo en el que se ha aprobado una reforma de este calado. “La forma de hacerlo ha sido muy apresurada. Se han puesto las pilas a última hora y han existido elementos políticos que han condicionado lo que debería ser un pacto global”, sentencia.

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