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Economía

UBS acuerda la compra de Credit Suisse por más de 2.000 millones de dólares

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El banco suizo UBS ha alcanzado un acuerdo para adquirir Credit Suisse a cambio de más de 2.000 millones de dólares en acciones propias (unos 1.900 millones de euros), en una operación que fusionará a las dos mayores entidades del país. La transacción, adelantada en la tarde de este domingo por el Financial Times, se ha gestado durante un fin de semana agónico, cargado de reuniones de urgencia, en un intento, finalmente exitoso, por cerrar la venta antes de la apertura del mercado este lunes, cuando era previsible un nuevo desplome en Bolsa de Credit Suisse con potencial para provocar pérdidas a toda la banca.

Ese escenario, peligroso en medio de la desconfianza hacia el sistema financiero desatada por la caída de dos bancos en EE UU, se ha evitado tras un tira y afloja en torno al precio. La primera oferta de UBS, de 1.000 millones, fue rechazada por demasiado baja, pero la presión ejercida por las autoridades suizas, y las ventajas prometidas al principal banco helvético para sacar la operación adelante —no será necesario que se someta a la votación de sus accionistas, y según Dow Jones, el Banco Nacional de Suiza le ha ofrecido una línea de liquidez de 100.000 millones—, han sido suficientes para que este acepte comprar al que era considerado como su gran rival, aun cuando la distancia entre ambos se había agrandado en los últimos tiempos. Mientras UBS estaba valorado este viernes a cierre de mercado en 56.000 millones, su competidor rondaba los 8.000 millones de capitalización. Eso quiere decir que UBS pagará prácticamente la cuarta parte de los 1,86 francos que valía en Bolsa Credit Suisse hace solo un par de días, esto es, algo más de 0,50 francos por acción.

El histórico pacto, al que la Reserva Federal estadounidense ha dado su visto bueno, crea uno de los mayores bancos de Europa, y sirve para poner fin a la crisis de confianza que estaba desangrando a Credit Suisse. La entidad con sede en Zúrich ya vio como en el último trimestre de 2022 se producían fugas de depósitos. Aunque el Banco Nacional de Suiza insistió esta semana en que cumplía ampliamente con los requisitos de capital y liquidez, el temor de los clientes a que la situación del banco empeorase con sus ahorros dentro estaba alimentando nuevas huidas de dinero en plena marejada de informaciones negativas. Eso ha hecho insostenible la continuidad en solitario de Credit Suisse. La marca ha pasado de ser sinónimo de fiabilidad a convertirse en fuente de sospechas, dañando la reputación de la otrora intachable banca suiza, y convirtiéndose en un lastre para todo el sector.

Está prevista una rueda de prensa a las siete y media de la tarde para explicar el trato, que se firmará en la noche de este domingo. El fin de la incertidumbre supone un alivio de cara a los mercados, pues sobre el papel evita una sesión desastrosa el lunes, pero preocupa por sus consecuencias para la competencia. Reducir de dos a uno el número de grandes bancos del país permitirá a UBS liderar el mercado suizo sin apenas oposición, y en el país empiezan a aparecer voces que advierten de que eso puede perjudicar a los usuarios, al quedar a merced de un solo gran banco. También existe inquietud entre los trabajadores. Credit Suisse contaba al término de 2022 con 16.700 empleados en Suiza y cerca de 50.500 en todo el mundo. Los solapamientos con UBS implicarán despidos, por lo que la Asociación suiza de empleados de banca (Aseb), ha pedido que se protejan los puestos de trabajo.

UBS lleva tiempo beneficiándose de la crisis de su rival, del que provenían buena parte de sus nuevos clientes, y partía en una posición negociadora privilegiada, porque es el que toma riesgos al hacerse con Credit Suisse y cargar con toda su maleta de problemas, pero a la vez también se jugaba mucho en la operación para salvar a su rival, como explica a este diario el periodista suizo Yves Genier, autor de Escandales chez Credit Suisse. “UBS se beneficia de la imagen de Suiza, de su banca, y si Suiza dejara caer uno de sus dos grandes bancos, el otro va a sufrir fatalmente las consecuencias en términos de reputación e imagen, y la desconfianza va a instalarse”. Además, el bajo precio pagado, le da un amplio margen de maniobra para sacar rendimiento a la adquisición si es capaz de sanear el banco y despojarlo del aura de inestabilidad y malas prácticas que le ha acompañado en el último lustro.

La operación pone un triste colofón a una semana negra para el banco fundado en 1856 por Alfred Escher para financiar infraestructuras de ferrocarril de las que Suiza carecía, entre ellas proyectos tan emblemáticos como el túnel de Saint-Gothard que atraviesa los Alpes. La entidad, penalizada por los continuos cambios en su equipo directivo, e involucrada en una ristra de escándalos que disparó su factura legal y le obligó a pagar numerosas multas a los reguladores de EE UU, la UE y Suiza, hace tiempo que estaba considerada como uno de los eslabones más débiles de la banca europea, y eso se había reflejado en su cotización en Bolsa, con una caída de casi el 90% en solo cinco años.

En esa situación de fragilidad, con unas pérdidas de 7.381 millones en 2022, y anuncios de más números rojos para 2023, le pilló la crisis de confianza desatada la semana pasada en EE UU por los colapsos del Silicon Valley Bank y el Signature Bank en Estados Unidos. A ella se unieron dos noticias que prendieron la mecha: el martes, en su informe anual, Credit Suisse reconoció “debilidades relevantes” en sus sistemas de control de la información financiera. Y el miércoles, su principal accionista, el Saudi National Bank, dueño del 9,88% de los títulos, que acumulaba perdidas de más de 500 millones de su inversión en apenas cuatro meses (ahora pasarán a ser más), decía basta y anunciaba que no aportaría más dinero. Eso cercenó su imagen de salvavidas del banco en caso de recrudecimiento de la crisis, y dejó a Credit Suisse a merced de unos mercados que no tuvieron piedad.

La velocidad a la que sucedió todo pilló desprevenidos incluso a los políticos suizos más pegados a la evolución de la entidad. Es el caso del diputado y vicepresidente del Partido Socialista Samuel Bendahan, como él mismo explica a este diario. “No es nuevo que Credit Suisse tenga problemas. Lleva años sumido en una crisis de gobernanza. Aun así nos ha sorprendido. No teníamos claro que fuéramos a llegar a este punto. En mi opinión ha influido el contexto internacional, y todos los precedentes han provocado que los inversores pierdan la confianza bastante rápido”.

Crisis de confianza

Hubo un pequeño lapso en que todo pareció arreglarse. El miércoles noche, el Banco Nacional de Suiza dijo públicamente que pondría liquidez a disposición de Credit Suisse “si fuera necesario”. Y solo unas horas después, en la madrugada del miércoles al jueves, el banco anunciaba que pediría prestados hasta 50.000 millones de francos suizos —una cantidad similar en euros—. Las acciones rebotaron más de un 20% en la siguiente sesión, y algunos analistas apuntaban a que el rescate podía calmar los ánimos a corto plazo y dar a los gestores margen de maniobra para restaurar la confianza.

La alegría, sin embargo, duró poco. El viernes la acción volvió a las andadas perdiendo un 8%. En medio del ruido sobre hasta dónde puede llegar el efecto contagio de la crisis bancaria de EE UU, se aceleró la salida de depósitos de Credit Suisse, a un ritmo vertiginoso de más de 10.000 millones diarios, según el Financial Times. Eso convertía la inyección de capital del banco central en un parche.

En esa tesitura, había que buscar una solución rápida, y UBS se erigió en la salida perfecta: un banco aparentemente sano, que desde que fuera rescatado en 2008 por su fuerte exposición a las hipotecas subprime se ha mostrado mucho más resistente —ganó más de 7.000 millones en 2022—, y que permite mantener la bandera suiza sobre la entidad, disipando así el temor de parte de la clase política a una compra hostil por parte de un banco extranjero desconectado de los intereses nacionales.

Leopoldo Torralba, economista de Arcano, cree que vista la deriva de Credit Suisse, solo había dos opciones. “Cuando una entidad bancaria pierde irremediablemente la confianza de los depositarios, como Credit Suisse, solo hay dos soluciones a corto plazo: o nacionalizarla, o integrarla en otra con la confianza de inversores y depositarios, como ocurrió con Popular y Santander”.

100 días insuficientes

El consejero delegado de Credit Suisse, el germano-suizo Ulrich Körner, experto en reestructuraciones con pasado en UBS, pidió a su llegada en julio 100 días de gracia para volver a poner a carburar a la firma. Entre las medidas adoptadas, anunció el despido de 9.000 trabajadores hasta 2025, un recorte de gastos del 15%, y amplió capital por 4.000 millones. El Saudi National Bank (SNB) aprovechó esa operación para entrar en el capital, en lo que consideró como una oportunidad única de comprar parte de un histórico banco suizo a precio de saldo. También redujo su exposición a banca de inversión para centrarse en el negocio de patrimonios, desprendiéndose de negocios como el de titulizaciones, vendido a Apollo el pasado noviembre.

Los 100 días, sin embargo, se le han quedado cortos a Körner. En los casi ocho meses transcurridos desde su nombramiento no ha sido capaz de llevar a buen puerto a un banco que llevaba demasiado tiempo haciendo aguas, y que cuando parecía haber tocado fondo, volvía a sumergirse un poco más. Ahora será el turno de UBS, un banco que supo salir del pozo en que cayó durante la crisis financiera de 2008, cuando llegó a valer menos en Bolsa que Credit Suisse.

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Economía

La economía española creció un 5,5% en 2022, sostenida por el consumo y el sector exterior

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Resumir el ejercicio económico 2022 en una frase es difícil: fue el año del comienzo de la guerra de Ucrania; de la crisis energética; de los cuellos de botella en la cadena de suministros; de la inflación desbocada o del fin del dinero gratis. Sin embargo, y a pesar de todo esto, la economía española acabó superando buena parte de los pronósticos y creció un 5,5%, sostenida por el consumo y el sector exterior. Con todo, la economía sigue sin recuperar el volúmen de antes de la pandemia. Así lo ha confirmado este viernes el Instituto Nacional de Estadística (INE), que ya había adelantado este dato a finales de enero, pero que ha recortado una décima la variación interanual del último trimestre (2,6%).

La evolución por trimestres refleja bien lo que fue 2022 para la economía española. Tras un crecimiento robusto en los dos primeros trimestres ―impulsados por el fin de las restricciones y el retorno del turismo―, la segunda mitad fue de desaceleración: el PIB pasó de crecer un 2,2% entre abril y junio a un 0,2% entre julio y septiembre. Este ligero avance se repitió en los últimos tres meses del año (+0,2%), confirmando así la desaceleración económica.

En el último trimestre todos los pronósticos se tornaban negros: servicios de estudios e instituciones como el Banco de España advertían de que una recesión técnica ―dos trimestres consecutivos en rojo― se cernía sobre la economía española a principios de 2023. Sin embargo, el aterrizaje está siendo más suave de los esperado. Son varios los factores lo han evitado: en primer lugar, la resistencia del consumo, propiciada por el ahorro y un mercado laboral que aguanta. Además, la energía, uno de los principales dolores de cabeza del año, se abarató hacia finales de año, influida por las suaves temperaturas y la poca demanda china. A lo que se suman la mejora de los cuellos de botella en el comercio global y una fuerte contribución del sector exterior español.

Consumo y sector exterior

El colchón de ahorro acumulado en la pandemia y un mercado laboral robusto han sostenido el consumo a pesar de la inflación. Con un un Índice de Precios al Consumo (IPC) que creció de media un 8,4%, el consumo privado fue menguando conforme avanzaba 2022: mientras que en el tercer trimestre se mantuvo fuerte, en los tres últimos meses del año, confirman ahora los datos del INE, se hundió un 1,8% trimestral. Sin embargo, este batacazo ha sido en parte compensado por un importante avance del consumo público, del 1,9% ―que avanzaba ya el inicio de un año electoral, donde el gasto público suele dispararse―, y por una caída de las importaciones del 4,2%.

El sector exterior ha sido uno de los motores económicos del ejercicio: la balanza por cuenta corriente —que incluye el comercio de bienes y servicios y las rentas— exhibió un superávit con el exterior de unos 11.800 millones en 2022. Con todo, las exportaciones sufrieron una variación similar al resto de la economía a lo largo del año. Tras unos primeros seis meses de avances notables ―entre abril y junio aumentaron un 4,6%, dos décimas menos de lo que avanzó el INE en enero―, las ventas al exterior se resintieron del enfriamiento general en la segunda parte del año: en el tercer trimestre apenas avanzaron un 0,3% (una décima menos de lo adelantado por el INE), y en los últimos tres meses se contrajeron (-1,1%).

Contabilizado en euros, el PIB de España en 2022 fue de 1,327 billones, un 10% más que en 2021 debido en gran parte a la inflación. El INE ha revisado esta cifra a la baja, pues en enero avanzaba 1,328 billones. Por sectores, destacan los retrocesos trimestrales de la construcción, del 0,3% en el último tramo del año, y del comercio, transporte y hostelería, del 0,7%. Por el contrario, aguantan bien las comunicaciones, las actividades inmobiliarias y profesionales y la administración pública, educación y sanidad. Estas últimas han tenido unos incrementos del empleo público muy elevados en un último trimestre del año ya influido por la proximidad de elecciones.

El INE confirma también que el empleo en horas trabajadas se contrajo entre octubre y diciembre un 0,1% trimestral, como ya había adelantado. En términos interanuales, sin embargo, la balanza anual en términos de empleo es positiva: las horas trabajadas aumentan un 2,7% respecto a 2021 y el año terminó con 386.000 puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo más. La inversión, por su parte, protagonizó una primera parte del año de grandes avances, pero cayó un 3,8% en los últimos tres meses ante la elevada incertidumbre y a pesar del impulso que debían haberle imprimido los fondos europeos a la economía en la recta final del año.

Cerrado oficialmente el 2022, todos los pronósticos que en octubre se revisaban a la baja el desempeño de la economía española se han dado la vuelta: el viernes pasado, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) aumentó su previsión de crecimiento para el 2023 hasta el 1,7%. El Banco de España mejoró la suya hasta el 1,6% este miércoles, frente al 1,3% que preveía en diciembre. El mismo día, el panel del think tank Funcas hizo lo propio, y estima que la economía española crecerá un 1,5% este año. Aun con las revisiones al alza, todos se mantienen lejos del aumento del 2,1% recogido por el Gobierno en los Presupuestos.

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Economía

Las tres casas de la semana: de la cama a la piscina interior en La Moraleja por 6,5 millones

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Casa en La Moraleja de 1.000 metros construidos

El ocio y el disfrute son una parte esencial en esta vivienda unifamiliar. De hecho, esta zona está separada del resto de la casa. Ambos volúmenes, con puertas independientes, se unen a través de un porche que conecta el dormitorio principal con la piscina interior, el gimnasio y la sauna. Así se presenta esta vivienda construida en 2003 y actualizada recientemente que se localiza en la exclusiva urbanización madrileña de La Moraleja, morada de deportistas, empresarios y artistas de alto poder adquisitivo. En sus 1.000 metros de superficie construida se hallan seis dormitorios con baño y dos piscinas, una interior y otra exterior, que comparten el mismo plano visual. La casa, con placas solares en su cubierta y orientación sur, se distribuye en dos plantas principales y un semisótano.

Al entrar en el interior del inmueble aparece un recibidor que conduce hasta un salón de doble altura y otras estancias: comedor independiente, tres suites (incluida la principal, con un importante vestidor), sala de estar (que comparten los dos dormitorios de niños), aseo de invitados, cocina y zona de lavandería con entrada para el servicio. La planta superior, dominada por un lucernario, tiene 150 metros cuadrados destinados a cualquier uso. Aquí hay un dormitorio con baño y vestidor. El nivel inferior cuenta con una sala diáfana de unos 190 metros cuadrados que dispone de una pequeña cocina, aseo, un dormitorio de invitados y otro de servicio. La arquitectura del espacio anexo dedicado al ocio y al ejercicio es idéntica a la de la casa principal. La parcela, totalmente llana, que suma algo más de 2.500 metros cuadrados, dispone de jardín y un pozo. El aparcamiento tiene capacidad para cinco vehículos.

Situación: Alcobendas (Madrid)

Superficie: Parcela de 2.500 metros cuadrados y 1.000 construidos

Estado: Bueno

Precio: 6,55 millones de euros

Teléfono: 916 50 42 42

Viñas gestionadas por Macià Batle

Más de tres hectáreas de parcela alojan esta propiedad singular, emplazada en Santa Maria del Camí, una localidad de la parte central de la isla de Mallorca. En ese extenso terreno se dispone un amplio viñedo gestionado por Macià Batle, una bodega familiar que desde 1856 elabora vinos en esta zona. De aquí obtienen sus botellas cada año. La villa principal se distribuye en dos plantas más el sótano y comprende tres dormitorios más un despacho, cocina y salón con chimenea, entre otras estancias. Se conecta a través de un patio al apartamento de invitados, que cuenta con dos dormitorios, cocina y baño. También dispone de un amplio sótano con bodega, una sala de cine y sauna. En el exterior, todo el protagonismo se lo llevan la piscina y una zona cubierta de barbacoa y chill out. La propiedad balear, que fue construida en el año 2015, tiene vistas a la montaña.

Situación: Santa Maria del Camí (Mallorca)

Superficie: Parcela de 3,18 hectáreas y 885 metros construidos

Estado: Bueno

Precio: 7,95 millones de euros

Teléfono: 971 62 16 29

Cuatro edificios y un jardín tropical

La finca en venta es del año 1940 y ha sido rehabilitada por completo. Se sitúa en un enclave tranquilo de la localidad de Elche, a unos cinco minutos del aeropuerto de Alicante y de las playas de la Costa Blanca. La propiedad, que pertenece a la urbanización de Torre Azul, se organiza en torno a cuatro edificaciones: casa principal, inmueble para eventos y celebraciones, gimnasio con sauna y un espacio con cocina y horno de leña. La casa principal dispone de siete suites, salón, cocina, zona de lavadero y una bodega dispuesta en la planta sótano. Todos los techos de la vivienda tienen más de cuatro metros de altura. La propiedad, que suma una parcela de 10.000 metros cuadrados, luce una piscina rodeada de un jardín tropical en el que priman las palmeras. También existe un jacuzzi para 12 personas.

Situación: Elche (Alicante)

Superficie: Parcela de 10.000 metros cuadrados y 1.200 construidos

Estado: Bueno

Precio: 1,9 millones de euros

Teléfono: 966 28 70 70

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Economía

Beneficiados y perjudicados por la reforma de las pensiones

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La reforma de las pensiones diseñada por el Ministerio de Seguridad Social pretende aumentar las prestaciones sin poner en riesgo la sostenibilidad del sistema. Dos ambiciones intrínsecamente enfrentadas, que el ministro José Luis Escrivá ha maridado con un aumento de los ingresos derivado de la subida de cotizaciones. Entre las modificaciones que proyectan una mejoría de las pensiones está la posibilidad de ampliar el periodo de cómputo —los años que se toman como referencia para calcular la pensión— de 25 a 29, retirando los dos peores y eligiendo los 27 con mayores cotizaciones. O quedarse con los últimos 25, como sucedía hasta ahora.

Un horizonte más amplio beneficiará a aquellos trabajadores con carreras irregulares, en palabras de Escrivá. Sin embargo, el impacto puede no ser relevante para otros perfiles con carreras más estables. EL PAÍS ha consultado a distintos tipos de trabajadores próximos a la jubilación cómo creen que puede afectarles los cambios del nuevo marco legislativo.

Un autónomo: “Deberían contemplarse todos mis años cotizados y no los últimos”

La pensión de jubilación media de un autónomo es 600 euros más baja que la de un asalariado. Entre otras razones, porque el 80% de ellos cotiza por la base mínima. Con estas dos variables sobre la mesa, el Ministerio de Seguridad Social aprobó —tras recibir el visto bueno de las principales organizaciones de autónomos—, un sistema de cotización basado en los ingresos reales con el que se busca una mejor cobertura al terminar la vida laboral. Según ha defendido el ministro Escrivá, dos de cada tres miembros de este colectivo se va a beneficiar del nuevo marco y tendrán una pensión mayor.

Francisco Gordillo cumplirá 64 años en junio después de toda una vida como trabajador por cuenta propia. “En febrero sumé 39 años cotizados”, reconoce. Tiene una tienda de fruta, pescado y carne en Sevilla, en un local que comparte con otros dos autónomos. Ha trabajado ininterrumpidamente, por lo que no tiene lagunas de cotización —los periodos en los que una persona no ha aportado a la Seguridad Social, por encontrarse, por ejemplo, en situación de desempleo—, aunque ha ido variando su base de cotización: “Hasta que llegué a los 50 años estuve pagando la mínima, que entonces era de 800 euros. Después la subí a los 1.200″.

Gordillo es crítico con la reforma: “Está mal hecha, porque lo que debería contemplarse es toda la vida laboral de una persona, y no sus últimos 25 o 29 años”. Y se explica: “Una persona que haya trabajado hasta los 55 años y de repente se quede sin empleo, se encuentra en una edad muy mala para encontrar otro trabajo y ve cómo le quedan diez años por delante, que va a tener muy difícil cubrir, y la pensión con la que va a vivir el resto de su vida se le va a recortar”. Los críticos con este planteamiento señalan que incluir en el cálculo los primeros años de la vida laboral, cuando los salarios suelen ser inferiores, repercute en una menor pensión.

Un ‘baby boomer’ con carrera estable: “No cambia mi situación”

Francisco Javier Goicoechea, en Madrid.Olmo Calvo

Francisco Javier Goicoechea tiene 65 años recién cumplidos, 42 cotizados y, de momento, poca intención de jubilarse. La vida laboral de este ingeniero navarro afincado en Madrid es un ejemplo idílico de cómo ha desarrollado su carrera buena parte de su generación, la de los baby boomersaquellos nacidos entre 1946 y 1964—, cuyo retiro pondrá en tensión el sistema de pensiones por tratarse de una hornada numerosa y con prestaciones elevadas: “No he dejado de trabajar desde que salí de la universidad”. Y, aunque su empresa ha ido sufriendo cambios societarios, su empleador ha sido el mismo.

La reforma afectará a su cotización en los años que le quedan, pero no a su pensión: con el aumento de las bases máximas, su empresa pagará más impuestos por él lo que le quede de vida laboral. “A mí no me cambia nada”, reconoce. No ha tenido periodos de inactividad en su carrera y tendrá derecho a la pensión máxima cuando se jubile. Esto, cuenta, lo hará en “en principio en tres años”, y está al tanto de que por cada año de más su pensión se incrementará un 4%. Aunque le beneficiaría, no está de acuerdo con que esta se revalorice al mismo ritmo que las más bajas: “No me parece sostenible. Mantendría la revisión al IPC solo para las menores o aumentaría el periodo requerido de cotización”.

Una trayectoria irregular: “Tendré que trabajar todos los años que pueda para mejorar mi pensión”

Yolanda Babecki, en su puesto de trabajo en Patones (Madrid).
Yolanda Babecki, en su puesto de trabajo en Patones (Madrid).SANTI BURGOS

“La última vez que comprobé cuánto me correspondería de pensión casi me entra una depresión y no he vuelto a mirarlo”, cuenta Yolanda Babiecki (Madrid, 65 años). Geóloga de carrera, ha hecho “de todo” en la vida: al salir de la universidad, y tras varios empleos en el mundo de la arqueología, estuvo trabajando como profesora ayudante mientras preparaba su tesis doctoral. No llegó a acabarla porque decidió dedicarse a tiempo completo a la educación de sus hijos. Desde entonces, ha ido alternando trabajos puntuales como profesora en academias o para empresas, con contratos por cuenta ajena pero temporales. También ha asesorado en materias de medioambiente a empresas como autónoma.

Ahora es profesora de jardinería como docente de la Comunidad de Madrid, y las cuentas no le salen: tiene 22 años cotizados, de los cuales menos de diez han sido como asalariada. Todo lo demás ha sido como autónoma, y alternando épocas sin trabajo. “Voy a seguir trabajando todo lo que pueda, porque estoy bien de salud y además lo necesito para mejorar mi pensión”. De la reforma, lo que más le afecta es el plus de 30 euros que recibiría por cada uno de sus cuatro hijos. Lo que sí defiende es que hay que retrasar la jubilación: “No queda más remedio”.

Un fijo discontinuo: “Va a mejorar la pensión de las mujeres con este contrato”

El sindicalista de CC OO Antonio Ferro, en la sede del sindicato de Lloret de Mar (Girona).
El sindicalista de CC OO Antonio Ferro, en la sede del sindicato de Lloret de Mar (Girona). Massimiliano Minocri

Uno de los contratos estrella de la reforma laboral es el del fijo discontinuo, diseñado para cubrir actividades estacionales y sustituir al temporal. Se trata de una modalidad en la que el trabajador tiene garantizado el empleo durante un tiempo determinado al año, y el empresario la obligación de llamarlo cuando den comienzo estas campañas. También ofrece una mayor indemnización en caso de despido. El empleado, por su parte, cotiza mientras esté en situación de actividad, y durante el periodo de inactividad cobra la prestación por desempleo. Cuando no reciba paro, no aportará nada al sistema, y comenzará a acumular lagunas.

Antonio Ferro, de 60 años, firmó hace dos meses un contrato de este tipo. Hasta ese momento venía siendo indefinido, pero ha acordado permanecer así durante cuatro años en la empresa donde trabaja, una cadena hotelera con presencia en Lloret de Mar (Girona), y después volver a ser fijo. Además, suma 42 años cotizados, por lo que la jubilación se le antoja próxima. En su condición de secretario general de la Federación de Servicios de CC OO de Girona, está al tanto de los beneficios que aporta el nuevo marco, especialmente sobre las mujeres. “En zonas como la Costa Brava, donde se trabaja cada vez menos meses, hay muchas mujeres que por no tener los años de cotización necesarios cobran pensiones no contributivas, y estas se van a incrementar en un 20% y es algo importantísimo. Va a suponerles una gran mejora”, detalla. “Además, son las que se cogen, por lo general, más reducciones de jornada, y con la reforma se les va a cubrir hasta tres años la base de cotización como si estuvieran a jornada completa”, añade.

Un funcionario: “A mí no me afecta”

Santiago Collado, en San Sebastián.
Santiago Collado, en San Sebastián.Javier Hernandez Juantegui

Santiago Collado se jubiló el año pasado. Lo hizo con 64 años, y después de haber estado durante los últimos 39 dando clase en la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad del País Vasco de San Sebastián. “A mí esta reforma no me afecta”, asegura, por su condición de profesor universitario de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. ¿El motivo? Ha cotizado como funcionario en el régimen de clases pasivas —en el que se encuentran alrededor de 670.000 personas—, que es distinto al de los trabajadores del sector privado, y que, por ejemplo, permite retirarse a los 60 años con la pensión máxima si se acreditan 30 años cotizados.

Además de no afectarle por estar ya jubilado, los trabajadores públicos cuentan con una tabla de edad diferente para poder retirarse: a los funcionarios sujetos al Régimen de Clases Pasivas, la jubilación o retiro forzoso se les declara de oficio a los 65 años; excepto a los profesores universitarios, magistrados, jueces, fiscales, secretarios judiciales y registradores de la propiedad, para los que se prolonga hasta los 70.

“El aumento del número de años puede beneficiar puntualmente a algunas personas, pero en términos generales el impacto va a ser limitado”, reflexiona. De hecho, el problema principal, según él, va a permanecer a pesar de los cambios acordados: “El número de pensionistas va a ser cada vez mayor, y sus pensiones más altas. ¿Cómo se va a financiar eso?”. Junto con esta variable, a su juicio no resuelta, Collado también afea el modo en el que se ha aprobado una reforma de este calado. “La forma de hacerlo ha sido muy apresurada. Se han puesto las pilas a última hora y han existido elementos políticos que han condicionado lo que debería ser un pacto global”, sentencia.

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