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Estados Unidos estrecha el cerco contra TikTok

“Es una herramienta que, al final, está bajo el control del Gobierno chino. Y a mí eso me desata preocupaciones sobre la seguridad nacional”, ha dicho el director del FBI, Christopher Wray. TikTok se encuentra cada vez más en el centro de la diana del Gobierno estadounidense, que sospecha que la popular red social de vídeos cortos creada en China pueda utilizarse para la manipulación ideológica o para el espionaje por orden de Pekín.
Ya está en vigor una ley que prohíbe esa plataforma en los terminales y sistemas informáticos de propiedad federal. Ahora, el Departamento de Justicia investiga a la empresa propietaria, la china ByteDance, por un posible delito de espionaje a ciudadanos estadounidenses, incluidos periodistas, según han publicado medios de este país este viernes. Y la Administración Biden, según la compañía, le reclama que se independice de su matriz y que sus accionistas chinos vendan su participación. De lo contrario, esa aplicación quedará prohibida en Estados Unidos.
La instrucción de venta ―que portavoces del Gobierno estadounidense han rechazado confirmar― procede de un organismo gubernamental conocido como Comité para la Inversión Extranjera en Estados Unidos (CFIUS, por sus siglas en inglés), que regula las inversiones que llegan del exterior. El CFIUS negocia desde hace más de un año con la empresa tecnológica para tratar de resolver las preocupaciones de Washington en torno a una red social que utilizan cien millones de estadounidenses, la gran mayoría de ellos menores de 35 años. La media de tiempo que pasa cada uno de ellos frente a los vídeos cortos de la plataforma, para entretenerse o informarse, es de 90 minutos diarios.
“Si proteger la seguridad nacional es el objetivo, la desinversión no resolverá el problema”, ha indicado la portavoz de TikTok, Maureen Shanahan, en un comunicado. “Un cambio en la titularidad no va a imponer nuevas restricciones a los flujos de datos o a su acceso. La mejor manera de resolver las preocupaciones sobre la seguridad nacional es con la protección transparente, radicada en Estados Unidos, de los sistemas y datos de los usuarios estadounidenses, con un estricto control y verificación llevados a cabo por una parte independiente, algo que ya estamos poniendo en marcha”, ha agregado Shanahan. El consejero delegado de la plataforma, Shou Zi Chew, comparecerá el próximo jueves en una audiencia en la Cámara de Representantes.
El Gobierno estadounidense subraya su preocupación por el impacto que TikTok pueda tener en su seguridad nacional. Por un lado, teme que la plataforma pueda manipular lo que ven en sus terminales esos cien millones de estadounidenses enganchados a sus vídeos. Por ejemplo, que muestre vídeos favorables a las posiciones chinas en torno a Taiwán. Douyin, la versión de la plataforma para consumo chino, se ve sometida regularmente a censura que limita sus contenidos, como es habitual en el ámbito cultural, también en la comunicación, en la República Popular.
La Administración Biden y diversos legisladores en el Congreso temen además que TikTok pueda utilizar su tecnología para espiar en los terminales de sus usuarios estadounidenses, o poner sus datos a disposición del Gobierno chino. La ley de ciberseguridad aprobada por Pekín en 2017 obliga a todas las empresas en sectores considerados “clave” para la seguridad nacional a someterse a revisiones periódicas de las autoridades.
Preguntado en una audiencia en el Senado, la semana pasada, sobre la posibilidad de que China usara el software de la empresa para espiar o promover propaganda, el director del FBI replicaba: “Sí, y me gustaría remarcar sobre este último punto, en particular, que no estamos seguros de que fuéramos a ver señales externas de que estuviera pasando, si ocurriese”.
Justamente, es lo que investiga desde hace meses el Departamento de Justicia. El aparente detonante lo constituyó una admisión de ByteDance en diciembre: reconoció que empleados suyos en suelo chino habían accedido a los datos de usuarios estadounidenses, incluidos dos periodistas y personas relacionadas con ambos. Esos trabajadores, cesados desde entonces, trataban de encontrar la fuente de supuestas filtraciones desde la compañía a los medios.
TikTok niega que el Gobierno chino le haya exigido nunca la cesión de los datos de sus usuarios en el exterior. También sostiene que, de llegar a ese extremo, se negaría. Sí reconoce que empleados suyos en territorio chino tuvieron acceso a los datos extranjeros, pero asegura que se trató de un acceso limitado y que no se extendió a las autoridades chinas. Y puntualiza que, para atajar las preocupaciones de Washington y otros gobiernos, acomete proyectos para alojar los datos de sus usuarios en territorio estadounidense ―bajo custodia de la tecnológica Oracle― y de Europa.
Pero la posición de la Casa Blanca y del Congreso estadounidense parece cada vez más dura contra la plataforma fundada por el emprendedor Zhang Yiming. “Una venta forzosa es el paso adecuado”, opina Lindsay Gorman, de la Alianza para Garantizar la Democracia del German Marshall Fund y antigua funcionaria de la Administración Biden. “Esta app da nombre y cara a la exportación del modelo chino de control de Estado al mundo. Pero ahora hay un consenso entre los partidos acerca de que TitkTok representa una amenaza para la seguridad nacional de la democracia estadounidense”.
La disputa es similar a la que mantiene Washington con el gigante tecnológico chino Huawei, al que impide el acceso a tecnología de Estados Unidos para sus productos, al considerar que puede utilizarlos para espiar a los usuarios estadounidenses. Ambas pugnas, que comenzaron durante el mandato del presidente Donald Trump, forman parte de toda una pelea entre los dos grandes colosos mundiales por el dominio económico, tecnológico y geopolítico en el mundo. Así, ambos gobiernos han dado pasos para fomentar su respectiva industria nacional. Y han impuesto barreras a los productos del rival, con aumento de aranceles, pero también vetos, como en el caso de EE UU, a la exportación de tecnología de semiconductores hacia China.
En el caso de TikTok, los problemas comenzaron en 2020, cuando Trump se planteó obligar a la plataforma a ser adquirida por una empresa estadounidense para poder seguir operando en este país. Aquella pretensión se abandonó discretamente entre recomendaciones de asesores y advertencias legales de que la exigencia tenía poca base legal. El anuncio de que se había llegado a un acuerdo para vender parte del negocio al grupo de grandes superficies Walmart y a la tecnológica Oracle nunca se hizo efectivo, pero permitió a las dos partes salvar la cara y ganar tiempo.
Desde entonces, CFIUS ha continuado las negociaciones con la compañía para tratar de llegar a un acuerdo. Una posibilidad que cada vez se percibe más lejana.
El mes pasado, varios legisladores republicanos en la Cámara de Representantes presentaban un proyecto de ley, con pocos visos de prosperar en el Senado, que autorizaría a Biden para prohibir la plataforma en el territorio estadounidense. Este marzo, otro proyecto de ley comparecía en el Senado.
Esta propuesta, conocida por el acrónimo RESTRICT, ha sido presentada por los senadores Mark Warner, demócrata, y John Thune, republicano, y cuenta con el respaldo explícito de la Casa Blanca. Su propósito es responder a la “amenaza procedente de la tecnología de los adversarios extranjeros”, en especial China. La medida, de convertirse en ley, permitiría a la secretaria de Comercio, Gina Raimondo, prohibir TikTok en Estados Unidos.
“Pekín es ahora un competidor casi al mismo nivel que Estados Unidos en su capacidad económica, militar y tecnológica”, declaraba Warner al presentar el borrador de la medida. Y la semana pasada, en la audiencia en la que hablaba el director del FBI, el senador republicano Marco Rubio describía TikTok como una plataforma que “puede recolectar datos, manipular información, envenenar mentes y alimentar con basura las ideas de millones de personas”.
No todo el mundo está de acuerdo, sin embargo. Los tribunales de EE UU ya se han pronunciado contra los intentos de bloquear el acceso a la red social en las plataformas de apps de Apple y Google. Y la principal organización defensora de los derechos civiles, ACLU, ha advertido que prohibir TikTok vulneraría la sacrosanta primera enmienda de la Constitución de EE UU. La que protege el derecho a la libertad de expresión.
Para el propio Gobierno estadounidense, proceder a la venta no sería algo sencillo. Pekín podría bloquear esa iniciativa. Además, encontrar un comprador con los bolsillos lo suficientemente llenos y que no fuera a desatar acusaciones de monopolio podría resultar un desafío. Por otro lado, TikTok se ha consolidado como una herramienta clave para llegar a los votantes más jóvenes ―generalmente, más inclinados a votar demócrata― en épocas electorales, como la que se abre ante los comicios presidenciales de 2024.
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Rusia, el país de los niños ucranios perdidos

Quiero volver a casa, del dramaturgo Serguéi Mijalkov, fue una popular obra de teatro de 1948 sobre los supuestos niños soviéticos que fueron arrancados de sus familias por el Tercer Reich y nunca fueron devueltos. Una lección que no ha tenido en cuenta para su guerra el presidente Vladímir Putin, aficionado a la historia y sobre el que pesa una orden de arresto internacional por la deportación de niños ucranios a Rusia. La comunidad internacional exige la devolución de los menores a sus familias —la propaganda del Kremlin sostiene sin pruebas que la mayoría son huérfanos— y los defensores de derechos humanos rusos denuncian que no existe ningún registro al que puedan acudir sus seres queridos para localizarlos.
El traslado forzoso de los niños ucranios presenta varias aristas. Por un lado, están los innumerables casos de quienes estaban internados en centros de menores que tomaron los rusos y cuyo destino se desconoce. Por otro, los niños que fueron enviados por los propios padres a territorio ruso para alejarlos temporalmente de la guerra, pero no han sido devueltos cuando cambiaron las tornas en el frente. Por ejemplo, en las zonas recuperadas por Kiev en Jersón y Járkov.
En Kozacha Lopan, un pueblo del norte de Ucrania fronterizo con Rusia, faltan 11 de los 13 menores que los rusos se llevaron en agosto a un campamento de verano cuando mantenían esta localidad ocupada. Los dos que están de vuelta los consiguieron traer sus madres, que se adentraron en Rusia en una aventura que una de ellas, Tatiana Glagola, narra a EL PAÍS para este reportaje. La alcaldesa, Lyudmila Vakulenko, de 62 años, da por perdidos a los que no han regresado. Sabe que los padres, a los que considera unos “traidores a la patria”, acabaron siguiendo los pasos de sus hijos y dieron el salto al país vecino.
Kozacha Lopan refleja la espinosa y complicada realidad de la deportación de niños en medio de un conflicto, un acto considerado un crimen de guerra. Ucrania tiene identificados a más de 16.000, pero calcula que son unos 150.000, de los que solo han regresado unos 300, según datos del Defensor del Pueblo, Dmytro Lubinets. Eso ha llevado al Tribunal Penal Internacional a emitir el 17 de marzo una orden de arresto contra Putin y la Defensora del Menor de Rusia, María Lvova-Belova. “Todo el mundo está en su contra. Pero cuál va a ser su reacción, no tengo ni idea, nadie lo sabe”, señala la alcaldesa de una localidad que no solo linda con el país atacante, sino que acoge a familias donde los pasaportes están divididos.
Una pregunta flota de manera sistemática en el ambiente. ¿A quién se le ocurre enviar a su hija un campamento con las autoridades que te han invadido? “Había muchos bombardeos y explosiones. Así que decidimos enviarla lo más lejos posible. Aceptamos esa oferta por nosotros mismos. No nos presionaron”, comenta a través del teléfono Tatiana Glagola, vecina de Kozacha Lopan de 38 años, que mandó a su hija Polina, de 9, al campamento el 28 de agosto junto al resto de niños. La pequeña tenía que haber regresado el 21 de septiembre, pero el día 11 la contraofensiva de las tropas locales hizo que Kiev expulsara a los rusos y recuperara la autoridad en el pueblo. La niña se quedó al otro lado hasta que su madre fue en persona a recuperarla. Similares situaciones han vivido otras familias con las que ha estado EL PAÍS en el este de Ucrania. Las respuestas a esa pregunta suelen ir en la misma dirección: el objetivo era sacar a sus hijos de la guerra como fuera.
Glagola, la madre de Polina, desconoce la existencia de la orden de arresto contra Putin. “No tengo ni idea. No tenemos ni tele. No estoy al día de las noticias”, afirma al ser preguntada al respecto. Desde el 2 de noviembre que retornó con su hija, la familia ha vuelto a estar unida en un pueblo que fue liberado pero que permanece con apenas 1.500 de sus más de 6.000 habitantes. Acostumbrada ya, Glagola cuenta que los bombardeos que casi a diario llegan desde Rusia a Kozacha Lopan no han dañado su vivienda. Como la alcaldesa, reconoce que los padres de los otros 11 niños se fueron al otro lado de la frontera. “No lo sabemos seguro, pero tenemos información de que algunos se encuentran en Belgorod (ciudad rusa a unos 40 kilómetros de Kozacha Lopan) porque sus padres realizan a través de canales comentarios contra Ucrania desde esa ciudad. Ellos eligieron estar en ese lado, tomaron su decisión”, resume Lyudmila Vakulenko.
Nadie sabe nada de los niños en Rusia
Los menores deportados a Rusia ya identificados, 16.207, según los datos ofrecidos a mediados de febrero por el Defensor del Pueblo, son la punta del iceberg, sostiene el titular de esa institución, Dmytro Lubinets. Kiev calcula que, en realidad, son 150.000 los niños y adolescentes ilegalmente transferidos a distintas regiones de Rusia o a zonas de Ucrania en las que la autoridad rusa detenta el poder. En medio de esa amalgama de estadísticas y confirmaciones complicadas de realizar bajo una guerra, las autoridades de Kiev informaron el 11 de marzo de que 2.161 menores huérfanos habían sido ilegalmente trasladados fuera de su entorno, según la viceprimera ministra y ministra para la Reintegración de Territorios Temporalmente Ocupados, Irina Vereshchuk.
Hasta el momento, solo se ha conseguido traer de vuelta unos 300, según Lubinets. “Estos han sido los pocos casos exitosos hasta ahora porque había información en ambos lados”, dice Svetlana Gánnushkina, defensora de derechos humanos rusa y candidata al premio Nobel de la Paz. “En Rusia sabemos muy poco del destino de los niños. Los ucranios tienen más datos porque reciben la información de los padres y de otros familiares, pero los niños muy rara vez pueden exigir aquí que les pongan en contacto con los suyos. Muchos no son lo suficientemente mayores para tener el teléfono de sus familiares o saber dónde se encuentran sus abuelos”, agrega la directora de la ONG defensora de los extranjeros Iniciativa Ciudadana.
El partido opositor del que forma parte Gánnushkina, Yábloko, exige la creación de un registro de menores ucranios. “Desde hace más de un año nadie sabe nada sobre lo que está ocurriendo con estos niños, adónde los llevan, qué trabajo se hace con ellos, quiénes y cuántos son”, denuncia por su parte el fundador de la formación, Grigori Yavlinski.
Niños de Crimea para adoptar
El Gobierno ruso tiene un buscador público para acoger niños, usynovite.ru(”adopte”, en ruso). En esta base de datos se puede elegir al menor por sus características, e incluye, además de su foto y una breve descripción, el color de ojos y el grupo sanguíneo, entre otros rasgos. El registro está actualizado con las cuatro regiones ucranias ilegalmente anexionadas en septiembre del pasado año, Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, pero la búsqueda no da ningún resultado allí. Sí lo hace en Crimea, la península ucrania ocupada por Rusia desde 2014. Ahí aparecen 202 entradas, muchas de ellas de los últimos meses. “Andréi, amable, curioso, activo, artista, emotivo y atento. Miembro del coro del colegio”, dice una entrada al azar. Sin embargo, un detalle importante es obviado: la nacionalidad. Es imposible saber si son menores ucranios.
En la sede de Iniciativa Ciudadana se sucede un trajín constante de extranjeros. “Hay cosas peligrosas en el envío de estos niños a familias”, advierte Gánnushkina. “Me llamó una chica que había recibido seis niños ucranianos. Y solicitaba dinero para mantenerlos. Cuando le pregunté qué base jurídica tenía para acogerles, me dijo que había un acuerdo entre la así llamada República Popular de Donetsk y la región de Moscú. Pero no volvió a llamarnos porque tenía miedo ante las cuestiones legales que suscitaban nuestras preguntas”, relata la activista. “¿En qué condiciones estaban? Eran seis niños adoptados más tres que ya tenía de antes. ¿En qué piso iban a vivir, incluso aunque fuera una noche?”, se pregunta Gánnushkina.
Uno de los mayores problemas es el de los centros de menores de los territorios ocupados. “La línea oficial de la propaganda rusa habla de que están salvando a huérfanos, pero en realidad están separando familias”, denuncia Bill Van Esveld, miembro de Human Rights Watch (HRW) y autor del informe Tenemos que proveer una familia, no reconstruir orfanatos. “Nueve de cada 10 niños de estas instituciones tienen familiares. No están allí porque sus padres murieran o abusaran de ellos; los dejaron allí, en general, por pobreza o porque el niño tenía alguna deficiencia y no podían atenderle”, resalta el activista.
La Defensora del Menor rusa calcula que en febrero de 2022, a las puertas de la guerra, fueron trasladados unos 2.500 menores de los centros de Donetsk y Lugansk a campos de refugiados en territorio ruso. “Esto es ilegal bajo las leyes internacionales, no puedes trasladar civiles, y en particular niños, a otro lado durante una guerra o una ocupación. Solo por motivos de seguridad, pero no parece que haya sido el caso habitualmente. Por eso pensamos que esto es un crimen de guerra”, subraya Van Esveld.
A la falta de una base de datos se suma además otro problema que dificulta aún más su búsqueda. El Gobierno ruso agilizó la concesión de la nacionalidad rusa a los menores para facilitar su acogida por las familias. “Se cambió la ley para hacerles permanentemente adoptables, no puedes adoptar niños ni recibir ayudas si tienen nacionalidad ucrania”, recalca el activista de HRW.
Desucranización y rusificación de los menores
Quince de los niños, originarios de las regiones ucranias de Járkov y Jersón, regresaron esta misma semana, según anunció la ONG Save Ukraine. Habían permanecido los últimos meses en lo que esta organización califica de campos de reeducación. La Yale School of Public Health ha detectado la presencia de hasta 6.000 menores en 43 instalaciones de este tipo que forman parte de una red no solo de reeducación sino también de adopción que se extiende desde Crimea hasta la región rusa de Siberia, según un informe publicado el 14 de febrero. La investigación sobre los abusos no solo denuncia que las autoridades rusas impiden la reagrupación familiar, sino que, en algunos casos, hasta se imparte entrenamiento militar a los niños.
La Defensora del Menor de Rusia presumió en un encuentro con Putin celebrado en septiembre de la reeducación forzosa de los niños para que olviden sus raíces. “Al principio hablaban mal sobre el presidente [de Rusia], decían todo tipo de cosas desagradables y cantaban el himno de Ucrania, pero después empezó la integración”, dijo Lvova-Belova a Putin. Según sus cifras, unos 380 menores habían sido adoptados por familias rusas a finales de 2022.
“Si los niños de otra nación van a ser traídos a Rusia, nuestro país tiene que garantizar que va a recibir una formación en su lengua y su cultura”, denuncia Gánnushkina, que pone como ejemplo otros menores sirios que fueron acogidos temporalmente por su organización bajo tutelaje de adultos sirios. “Sacar los niños de su medio e imponerles la lengua y la cultura de otro país se considera genocidio”, advierte la activista.
La misma opinión la comparte Human Rights Watch. “Es un crimen, por eso la Convención de Ginebra persigue el traslado forzoso. Algunos tienen dos años o menos, no pueden ser apartados de su familias, de su comunidad, y que les inyecten una nacionalidad diferente”, denuncia Van Esveld.
Por otro lado, la situación en las regiones ocupadas podría ser incluso peor. Desde la asociación Museo de las Voces Civiles, fundada por el multimillonario ucranio Rinat Ajmétov, señalan a este periódico que algunas de las familias adoptivas de las regiones de Donetsk y Lugansk —en ciudades como Mariupol, Rubizhne y Volnovaja— a las que ayudaba la organización del empresario no han podido escapar de la zona. “Y los menores han sido reasignados a las autoridades locales de los invasores”, agregan las mismas fuentes de la fundación. “Los teléfonos de estas familias adoptivas son escuchados y sus redes sociales han sido bloqueadas. No es seguro para ellas contactar con los representantes de Ucrania”, concluyen.
Ni Tatiana Glagola ni las otras madres consultadas por EL PAÍS han alertado de maltratos durante el tiempo en que sus hijos han permanecido en los campamentos. Así lo cuenta Glagola: “Todo fue correcto, los profesores les daban ropa, zapatos, teléfono nuevo… A mi hija se le rompieron las gafas y le hicieron unas nuevas y la llevaron al médico para que le comprobara la vista. Mi hija no me ha contado nada malo del campamento. Las llevaban a las clases, como en la escuela, un par de veces por semana para que no olvidaran. Ahora desafortunadamente solo asiste a clases online”, comenta desde su vivienda de Kozacha Lopan.
“La deportación de niños es un crimen de guerra”, enfatizó el jueves la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en Twitter. En su mensaje informó de que la UE colaborará para hacer efectiva la repatriación con Ucrania y Polonia, territorio que suele emplearse como vía de tránsito para traerlos de vuelta.
Kiev no oculta que algunos de los retornos se consiguen gracias a la colaboración directa con las autoridades rusas. Dmytro Lubinets informó el jueves del regreso de dos menores obtenido gracias a “la cooperación entre los defensores del pueblo de Ucrania y la Federación Rusa”. La casuística varía, según el Gobierno que preside Volodímir Zelenski, que acusa a Moscú de destruir documentos de manera deliberada para impedir averiguar o restaurar la situación inicial de esos menores. Los hay huérfanos, aquellos cuya tutela y custodia estaba en manos del Estado, algunos incluso discapacitados, acompañados de sus padres o tutores, que, por causas del conflicto armado, han sido separados de sus padres o estos han muerto.
Tatiana Glagola insiste en que, pese a reclamar ayuda, nadie la ayudó a organizar el viaje para recuperar a su hija junto a la otra madre del pueblo. Primero atravesaron toda Ucrania hacia el oeste, salieron por Polonia, cruzaron Bielorrusia y, desde allí, llegaron a Anapa, a orillas de mar Negro y cerca del estrecho de Kerch que conecta con la península de Crimea. El campamento Vita en el que cuenta que estuvo su hija Polina permite incluso hacer reservas a través de diferentes plataformas. “En 15 minutos”, explica que se identificaron, mostraron su documentación y recuperaron a sus hijos. Al entrar de nuevo en Ucrania días después, los guardias fronterizos, al conocer su periplo, las tacharon de “locas”.
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Jay Powell y Janet Yellen luchan por calmar los nervios en la crisis bancaria

Los máximos responsables de la política económica de Estados Unidos parecían estar hablando con una sola voz el miércoles cuando el presidente de la Reserva Federal, Jay Powell, y la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, aseguraron por separado a los depositantes que su dinero estaba seguro.
Pero unos minutos más tarde hubo una venta masiva de acciones bancarias, lo que refleja la confusión entre los inversionistas acerca de hasta dónde estaba dispuesto a llegar el gobierno para proteger a esos depositantes.
Bill Hagerty, un senador republicano de Tennessee, le preguntó a Yellen si la administración de Biden estaba contemplando una garantía unilateral para todos los depósitos bancarios, incluso aquellos por encima del límite actual de $ 250,000 para ahorros asegurados por el gobierno federal. Ella respondió que las autoridades estadounidenses no irían tan lejos.
“No he considerado ni discutido nada que tenga que ver con seguros generales o garantías”, dijo.
La venta masiva del mercado que siguió a los comentarios de Yellen destaca los temores continuos sobre el destino de los depósitos no asegurados en los bancos pequeños y regionales dos semanas después del colapso de Silicon Valley Bank y Signature Bank. Los inversores y los depositantes han estado pendientes de cada palabra pronunciada por los políticos en busca de pistas sobre hasta qué punto el gobierno está dispuesto a intervenir.
“Lo que Yellen y Powell están tratando de hacer, que es difícil, es calibrar lo que dicen para que, si esto pasa, no se comprometan a hacer muchas cosas innecesarias, al tiempo que reconocen que si empeora, obviamente, tendremos que hacer más”, dijo David Wessel, investigador principal de estudios económicos en la Institución Brookings.
El Tesoro de EE. UU. y la Fed crearon una suposición implícita de que las autoridades intervendrían para proteger los ahorros de los estadounidenses y evitar una crisis bancaria más amplia cuando establecieron una línea de liquidez para ayudar a apuntalar a los bancos en dificultades en términos generosos y rescatar a los depositantes sin seguro en SVB. y Firma.
Pero los reguladores no llegaron a respaldar una garantía explícita para todos los depósitos en el país, o incluso un aumento en el límite para los depósitos asegurados. Esos pasos más radicales probablemente requerirían el proceso políticamente espinoso de asegurar la aprobación del Congreso.
“Ciertamente, la forma en que pensamos sobre el seguro de depósitos a raíz de Dodd-Frank es que requiere una acción del Congreso para el [Federal Deposit Insurance Corporation] para proporcionar una garantía general y universal de todos los depósitos”, dijo Sarah Binder, profesora de la Universidad George Washington, refiriéndose a las regulaciones aprobadas a raíz de la crisis financiera de 2008. Por ahora, la administración de Biden todavía tiene la intención de abordar los problemas en los bancos individuales caso por caso.
El martes, en una reunión de la Asociación Estadounidense de Banqueros, Yellen dijo que «acciones similares» a las tomadas con SVB y Signature «podrían estar justificadas si las instituciones más pequeñas sufren corridas de depósitos que representan un riesgo de contagio», lo que contribuye a un repunte de las acciones bancarias. . Luego vinieron sus comentarios en el Senado el miércoles y la venta masiva del mercado.
Para el jueves, esta vez ante la Cámara de Representantes, Yellen modificó su testimonio para ofrecer una respuesta comparable a sus comentarios dos días antes, tranquilizando nuevamente a los inversores.
“Hemos utilizado herramientas importantes para actuar rápidamente para prevenir el contagio. Y son herramientas que podríamos usar nuevamente”, dijo, y agregó: “Ciertamente, estaríamos preparados para tomar medidas adicionales si fuera necesario”.
Aunque los críticos han sugerido que los comentarios de Yellen han contradicho o chocado con los de Powell, la mayoría de los expertos en política económica en Washington han descartado cualquier sugerencia de un abismo entre ellos con respecto a la respuesta a la crisis. Las declaraciones de Powell sobre la seguridad de los depósitos en general se basan en la confianza en el poder de la instalación de la Fed, aunque no ha abordado directamente la cuestión más limitada de las garantías para las cuentas no aseguradas.
“No creo que haya una diferencia entre lo que Powell y Yellen han dicho sustancialmente [but] Creo que aún no se han articulado completamente una política”, dice Michael Strain, economista del American Enterprise Institute, un grupo de expertos conservador.
Christina Skinner, experta en regulación financiera y banca central de la Universidad de Pensilvania, dijo: «En mi opinión, ambos tienen el mismo objetivo: sofocar el pánico y las corridas».
Sin embargo, algunos han culpado a los mensajes contradictorios de Washington de alimentar la agitación del mercado.
“Cuanto más dure la incertidumbre, más permanente será el daño para los bancos más pequeños y más difícil será recuperar a sus clientes”, dijo en Twitter Bill Ackman, el inversionista activista y director ejecutivo de Pershing Square Capital.
Andrew Brenner, de National Alliance Securities, acusó a Yellen de “balbucear” sobre el tema de los depósitos.
Wessel agregó: “Diría que no fue la comunicación más ingeniosa del Tesoro”.
El viernes por la tarde, después de una reunión del Consejo de Supervisión de Estabilidad Financiera, los reguladores y funcionarios de EE. UU., incluidos Yellen y Powell, declararon que el sistema bancario seguía siendo «sólido y resistente», en medio de cierta tranquilidad de que los flujos de depósitos se habían estabilizado y la crisis se había limitado a algunas instituciones.
Una persona familiarizada con el pensamiento de la administración Biden dijo el viernes que no veía una expansión del seguro de depósitos «como necesaria» porque ya tenía «herramientas» para apoyar a los bancos comunitarios.
La Casa Blanca dijo: “Desde que nuestra administración y los reguladores tomaron medidas decisivas el fin de semana pasado, hemos visto que los depósitos se estabilizan en los bancos regionales de todo el país y, en algunos casos, las salidas se han revertido modestamente”.
Pero si las tensiones en el sector bancario continúan o empeoran, la confusión en torno a quién podrían protegerse los depósitos no asegurados podría volverse cada vez más problemática.
“Creo que el problema más grande es el que los formuladores de políticas siempre tienen en un momento como este: ¿Cómo intenta restaurar la confianza en el sistema bancario sin exagerar cuánto sabe o decir algo de lo que se va a arrepentir tres días después? cuando algo explota? Creo que todos ellos están luchando con eso”, dijo Wessel.
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Así es el plan de Xi y Putin para una “nueva era”

Al final de la visita de Estado realizada a Rusia a principios de esta semana, el presidente de China, Xi Jinping, se despidió de su homólogo ruso, Vladímir Putin, con las siguientes palabras: “Se están produciendo cambios que no han ocurrido en 100 años. Cuando estamos juntos, pilotamos esos cambios”. “Estoy de acuerdo”, respondió Putin.
El intercambio es un estelar y rarísimo momento en el que se oye al líder chino en una declaración informal, de petit comité, que suena como la mejor revelación de su pensamiento. El mundo asiste a cambios enormes; China quiere plasmar un nuevo orden mundial más favorable a sus intereses, y Rusia es un socio importante para lograrlo.
Ese es el contexto en el que se inscriben los documentos suscritos con ocasión de la visita. A continuación, EL PAÍS ofrece una interpretación del significado de uno de ellos, el más relevante en una mirada geopolítica global.
Declaración Conjunta de la República Popular China y la Federación de Rusia sobre la Profundización de la Asociación Estratégica Integral para la Cooperación en una Nueva Era
(…)
La Federación de Rusia y la República Popular China, en lo sucesivo denominadas «Partes», declaran lo siguiente:
Uno
Las relaciones ruso-chinas en materia de asociación global y cooperación estratégica, que entran en una nueva era,
El íncipit ya deja claro con la referencia a una «nueva era» que las partes consideran que el mundo se halla en una fase de cambio trascendental de los equilibrios geopolíticos. Putin advirtió en octubre de 2022 que el mundo se encuentra “ante una frontera histórica, la década más peligrosa, impredecible e importante desde la II Guerra Mundial”. En opinión del líder ruso, estamos ante una confrontación entre “los valores tradicionales y los valores neoliberales”.
han alcanzado el nivel más alto de su historia y siguen creciendo sin cesar gracias a los esfuerzos constantes de ambas Partes.
Es cierto que, en la década de Xi en el poder, la relación bilateral ha vivido un gran impulso, y el comercio entre China y Rusia ha crecido un 116%. En el último año, con la guerra en marcha, aumentó un 34,3% hasta alcanzar en 2022 los 190.000 millones de dólares (unos 177.650 millones de euros). En el mismo año, el comercio de bienes entre EE UU y China fue de 690.000 millones de dólares.
(…)
Ambas Partes señalan que las relaciones entre Rusia y China, aunque no constituyan una alianza militar y política similar a las alianzas que existieron durante la Guerra Fría, son superiores a la tradicional cooperación interestatal, no tienen carácter de bloque ni de confrontación y no están dirigidas contra terceros países.
La declaración conjunta sino-rusa del 4 de febrero de 2022, justo antes de la invasión de Ucrania, calificaba la relación bilateral como «sin límites». Esta vez, desde el principio, se aclaran unos rasgos que precisamente parecen límites. La actitud de China en el último año, que ha evitado dar pasos que pudieran desencadenar sanciones occidentales, señala otro límite: ante la disyuntiva de apuntalar al socio del Kremlin y el riesgo de comprometer el comercio con Occidente, de momento Pekín no ha tenido dudas.
Las relaciones ruso-chinas son maduras, estables, autosuficientes y sólidas, han resistido la prueba de la pandemia COVID-19 y el turbulento entorno internacional, no están sujetas a influencias externas y demuestran una vitalidad y energía positivas. La amistad de los dos pueblos, transmitida de generación en generación, tiene una base sólida, y la cooperación integral entre los dos Estados tiene las perspectivas más amplias. Rusia está interesada en una China estable y próspera, y China está interesada en una Rusia fuerte y próspera.
Considerándose mutuamente como socios prioritarios, ambas partes han mostrado constantemente respeto mutuo e interactúan en pie de igualdad, representando un modelo de relaciones entre los principales Estados del mundo actual.
La relación entre ambos países se ha ido estrechando progresivamente desde la llegada al poder de Xi Jinping, en 2012. Sin embargo, más allá de las declaraciones, la relación también tiene aspectos problemáticos. Por ejemplo, el contraespionaje ruso detuvo en 2020 al presidente de la Academia de las Ciencias del Ártico por pasar información secreta a Pekín. Y el trato entre ambas potencias no es para nada igualitario, estando al contrario marcado por una asimetría de fuerzas que han condicionado su devenir. En el siglo XX, la URSS claramente disponía de más fuerza; en el XXI, la preeminencia de China es tan evidente que hay analistas que hablan de relación de vasallaje.
Con la diplomacia de liderazgo en primer plano, dichas Partes mantienen una intensa comunicación a todos los niveles, mantienen contactos en profundidad sobre importantes cuestiones de interés mutuo, refuerzan la confianza recíproca, garantizan continuamente el avance cualitativo de las relaciones bilaterales de alto nivel y expresan su disposición a seguir profundizando en las relaciones interestatales y a desarrollar mecanismos de diálogo en diversos ámbitos.
Ambas Partes constatan el rápido ritmo de los cambios en el mundo, la profunda transformación de la arquitectura internacional, la irreversibilidad de tendencias históricas como la paz, el desarrollo, la cooperación y el beneficio mutuo, la aceleración del proceso de creación de un orden mundial multipolar, la consolidación de las posiciones de los países emergentes y en desarrollo, el creciente número de potencias regionales con incidencia en los procesos mundiales y su voluntad de defender sus legítimos intereses nacionales.
Un párrafo clave, probablemente el núcleo de las intenciones de China y Rusia: describen un mundo en proceso de cambio, que dejaría atrás el equilibrio forjado en 1945, y del cual emergen nuevos actores que reclaman una mayor cuota de poder y distintos mecanismos de relación.
Al mismo tiempo, la preponderancia hegemónica, el unilateralismo y el proteccionismo siguen estando muy extendidos. Por tanto, las tentativas de sustituir los principios y normas generalmente aceptados del derecho internacional por un «orden basado en meras reglas» son inaceptables.
Una crítica dirigida, sin nombrarlo, a EE UU. La oposición a la primacía de Washington es el auténtico colágeno en la relación sino-rusa, dos naciones que desconfiaron profundamente la una de la otra durante décadas, lo que supo aprovechar la Casa Blanca con el deshielo con Pekín en los años setenta. La mención despreciativa al «orden basado en meras reglas» es el estandarte detrás del cual va un entendimiento del orden mundial en el que tengan más peso las relaciones interestatales.
La viabilidad del modelo multipolar y el desarrollo sostenible de los Estados dependen de su apertura universal y de que se tengan en cuenta los intereses de todos los países sin excepción sobre una base integradora y no discriminatoria. Rusia y China instan a todos los países a promover valores universales como la paz, el desarrollo, la igualdad, la justicia, la democracia y la libertad; a dialogar en lugar de enfrentarse, a adoptar un enfoque integrador que no sea excluyente, a coexistir pacíficamente, a cooperar en beneficio mutuo y a estimular el desarrollo y una paz duradera.
Vuelve a aflorar el rechazo a un mundo unipolar dominado por EE UU y sus aliados, claramente objetivo central. Interesante notar que apuestan por el concepto de «multipolar» frente al de multilateral, preferido en Europa, y que evita el concepto polarizador para transmitir más bien una figura que fluye con continuidad alrededor de una mesa de diálogo.
Ambas Partes, en este contexto, mantienen una estrecha coordinación e interacción en materia de política exterior en las plataformas multilaterales, defendiendo resueltamente la igualdad y la justicia y promoviendo un nuevo tipo de relaciones internacionales.
(…)
Dos
Las Partes señalan que cada Estado tiene sus propias características históricas, culturales y nacionales y tiene derecho a elegir su propio camino de desarrollo. No existe una “democracia suprema”. Ambas Partes se oponen a que un Estado imponga a otro sus valores, a que se tracen líneas ideológicas, a que se cree una falsa narrativa sobre la supuesta oposición de democracias y autocracias, y a que se utilicen la democracia y la libertad como pretexto e instrumento político para ejercer presión sobre otros Estados.
Esto es un obús contra los países occidentales que, en la narrativa de Pekín y Moscú, utilizan algunos valores para fomentar la desestabilización de Gobiernos adversarios, promoviendo protestas como las revoluciones de colores en el espacio post-soviético o dando alas a la ya sofocada resistencia ciudadana en Hong Kong.
La Parte Rusa concede gran importancia y estudiará con interés la Iniciativa de Civilización Global a la Parte China.
Con este reconocimiento de Putin, Xi se apunta un tanto diplomático. En los últimos años, el presidente chino ha lanzado varias iniciativas de ambición global con la intención de moldear las relaciones internacionales más a su medida. Estas iniciativas ofrecen la experiencia china de desarrollo como modelo, y tienen un fuerte atractivo para muchos países, especialmente en el sur global.
Dichas Partes toman nota de que la realización universal de los derechos humanos es una aspiración común de la humanidad. Cada Estado tiene derecho a elegir su propio camino de desarrollo en el ámbito de los derechos humanos.
Este es uno de los principales mantras de la cooperación ruso-china: afirmar la relativización de los conceptos de democracia y derechos humanos, sosteniendo que existen distintas aproximaciones a ellos.
Las diferentes civilizaciones y países deben respetarse y aceptarse mutuamente, comunicarse y aprender unos de otros. Ambas Partes promoverán constantemente los derechos humanos a escala nacional y mundial.
En ninguno de los dos hay auténtico pluralismo político ni verdadera libertad de expresión. Diversas organizaciones, como Amnistía Internacional, han denunciado violaciones sistemáticas de derechos fundamentales. El verano pasado, la ONU acusó a China de “graves violaciones de los derechos humanos” en el trato a la minoría uigur de la región de Xinjiang.
La Parte China apoya la aplicación de los objetivos de desarrollo nacional del Partido Ruso hasta 2030. La Parte Ruso apoya la aplicación por la Parte China de los objetivos de modernización basados en el modelo chino.
Ambas Partes están en contra de la injerencia de fuerzas externas en los asuntos internos.
La Parte Rusa reafirma su compromiso con el principio de “una sola China”, reconoce que Taiwán es parte integrante de la RPC, se opone a la independencia de Taiwán en cualquiera de sus formas y apoya firmemente las acciones de la Parte China para proteger su soberanía estatal y su integridad territorial.
Moscú reitera su apoyo a Pekín en la cuestión taiwanesa, sin duda el principal foco que podría tornar la rivalidad entre China y EE UU en conflicto. Es una línea rojísima siempre para China, que exige en toda relación diplomática con otro Estado. El principio supone el reconocimiento de la República Popular China, el país comunista fundado por Mao Zedong en 1949, como la única China, y pide romper los lazos diplomáticos con Taiwán, la isla autogobernada que Pekín considera una parte irrenunciable de su territorio.
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Tres
Ambas Partes se proponen realizar esfuerzos coordinados y decididos para elevar eficazmente el nivel y garantizar un carácter verdaderamente estratégico de la cooperación práctica en todos los ámbitos, a fin de fortalecer la base material de las relaciones ruso-chinas y mejorar el bienestar de los pueblos de ambos Estados.
Dichas Partes promoverán la consolidación de la tendencia al alza del comercio bilateral, mejorarán gradualmente su estructura, aplicarán la Hoja de Ruta para el desarrollo del comercio ruso-chino de bienes y servicios, apoyarán el desarrollo del comercio electrónico, identificarán nuevos puntos de crecimiento, aumentarán el alcance y la eficacia de la cooperación comercial y económica, trabajarán para minimizar el impacto negativo de los riesgos externos, garantizarán la sostenibilidad, la estabilidad y la seguridad de la producción, la distribución y el comercio, y mejorarán la calidad de la cooperación. Asimismo, ambas Partes se proponen profundizar la cooperación interregional, ampliar su geografía y ámbitos, incrementar los intercambios y la cooperación entre las pequeñas y medianas empresas.
Tras la estampida de empresas occidentales, Rusia busca a marchas forzadas reemplazos que cubran los agujeros. En esa óptica, trata de facilitar e incentivar el desembarco de empresas chinas. La dependencia rusa de China crece a pasos agigantados. Putin ha hecho unas enormes concesiones económicas a China sin un trato recíproco. A cambio, el Kremlin evita provocar la sensación en su población de estar aislado y recibe ayuda suficiente para evitar el colapso por la guerra. Putin considera el uso del yuan para pagar los negocios de Rusia con terceros países y las empresas chinas tendrán prioridad para adquirir los activos de las compañías occidentales que abandonan Rusia; Moscú concede a Pekín un rol importante en el desarrollo del Lejano Oriente ruso.
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Ambas Partes se proponen llevar a cabo una asociación energética aún más estrecha, apoyar a las empresas rusas y chinas en la ejecución de proyectos de cooperación energética en los sectores del petróleo y el gas, el carbón, la electricidad, la energía nuclear y otros, así como iniciativas que contribuyan a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, incluidas las relacionadas con el uso de fuentes de energía renovables y de bajas emisiones. Las Partes protegerán conjuntamente la seguridad energética internacional (incluidas las infraestructuras transfronterizas críticas), la estabilidad de la producción de energía y las cadenas de suministro, promoverán transiciones energéticas justas y el desarrollo con bajas emisiones de carbono, teniendo en cuenta el principio de neutralidad tecnológica, y contribuirán conjuntamente al desarrollo a largo plazo, sano y sostenible del mercado mundial de la energía.
Este es un ámbito clave de desarrollo de la relación. Tras la imposición de sanciones occidentales, China (al igual que la India) ha ido incrementando sus compras de hidrocarburos rusos, a precios descontados. El año pasado, Pekín importó petróleo, gas y carbón rusos por valor de 81.300 millones de euros, un 56% más que en 2021. En el horizonte figura el proyecto para construir un segundo gasoducto entre ambos países. Sin embargo, la visita de Estado no ha arrojado indicaciones definitivas al respecto, un síntoma inquietante para Putin. Xi Jinping no se comprometió a ampliar aún más la importación de gas ruso. Todos los proyectos, como el gasoducto Poder de Siberia 2, habían sido anunciados antes. A China le interesa diversificar todos los niveles de su cadena de suministros para no verse en la misma situación de dependencia que la Unión Europea con Rusia en 2022.
Cuatro
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Cinco
Ambas partes reafirman su compromiso de defender enérgicamente el sistema internacional, en el que la ONU desempeña un papel central; es decir, el orden mundial basado en el derecho internacional y las normas fundamentales de las relaciones internacionales basadas en los propósitos y principios de la Carta de la ONU; se oponen a toda forma de hegemonía, unilateralismo y política de poder, a la mentalidad de la Guerra Fría, a la confrontación entre bandos y a la creación de pequeños círculos dirigidos contra países concretos.
Entre los principios fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas figuran el respeto a la soberanía, independencia e integridad territorial de los países. China los menciona explícitamente en su «Posición para una solución política para la crisis de Ucrania». Ello sin embargo no ha conducido en ningún momento a una crítica del Kremlin, claro violador de los mismos.
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Ambas Partes apoyan la construcción de una economía mundial abierta, abogan por un sistema comercial multilateral cuyo núcleo sea la Organización Mundial del Comercio, promueven la liberalización y la simplificación de las condiciones comerciales y de inversión, reclaman un entorno de desarrollo abierto, equitativo, justo y no discriminatorio; asimismo, se oponen al unilateralismo, al proteccionismo, a las barreras y obstáculos, a la desconexión y a las cadenas de suministro, a las sanciones unilaterales y a las políticas de marginación.
Una serie de críticas dirigidas a EE UU y sus socios. Los muros y barreras son los aranceles impuestos a productos chinos por Trump así como el programa de estímulo verde de Biden. El desacople de cadenas es la política que promueve Washington para reducir su dependencia manufacturera de China. Las sanciones unilaterales son el amplio conjunto de medidas restrictivas emprendidas contra Rusia, pero también las restricciones a la exportación de productos tecnológicos a China.
La Parte Rusa acoge con satisfacción la Iniciativa para el Desarrollo Global y seguirá participando en los trabajos del Grupo de Amigos en apoyo de la misma. Ambas Partes seguirán alentando a la comunidad internacional a centrarse en las cuestiones de desarrollo y a mejorar su contribución a las mismas, a contribuir conjuntamente al éxito de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, garantizando la pronta aplicación de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible.
Es una de las varias iniciativas impulsadas por Pekín en los últimos años, que pretenden compensar la ventaja de la que dispone EE UU con su amplia red de alianzas formales con una serie de vínculos de asociación menos sólidos alrededor de ejes como el desarrollo o la seguridad.
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Seis
Ambas Partes seguirán colaborando estrechamente para reforzar el papel y la influencia de la Organización de Cooperación de Shanghái en la garantía de la paz, la seguridad y la estabilidad en su territorio. Junto con otros Estados miembros de la OCS, tienen la intención de esforzarse por mejorar las actividades de la Organización en la fase actual para hacer frente con eficacia a los nuevos retos y amenazas, profundizar las relaciones multilaterales mutuamente beneficiosas en los ámbitos del comercio, la economía y los lazos culturales y humanitarios en Eurasia.
Este capítulo repasa diversos foros de gobernanza mundial como la OCS, impulsada por China, y compuesta por otros gigantes como India, Rusia y Pakistán. En estas organizaciones su voz suena con más fuerza y permiten dar forma a un «orden mundial policéntrico», por usar la expresión empleada en la declaración ruso-china de 2022. En la última cumbre de la OCS, celebrada en Samarcanda (Uzbekistán) en septiembre del pasado año, el primer ministro indio, Narendra Modi, echó en cara a Putin su invasión de Ucrania. «No es época de guerras», dijo Modi delante del líder ruso.
Rusia valora muy positivamente el éxito de China como anfitriona de la XIV cumbre de los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Las Partes están dispuestas a colaborar con los demás participantes de la asociación para aplicar los acuerdos alcanzados en las pasadas cumbres de los BRICS, profundizar la cooperación práctica en todos los ámbitos, promover activamente los debates sobre la ampliación de los BRICS y aumentar el número de accionistas del Nuevo Banco de Desarrollo, desarrollar dinámicamente la cooperación en el formato BRICS Outreach / BRICS Plus y defender los intereses de los países en desarrollo y los Estados con mercados emergentes.
Otro foro alternativo al que las partes pretenden dar mayor impulso. Hasta la fecha, sin embargo, su recorrido concreto ha sido reducido, y no hay elementos para pensar que pueda dar un gran salto de eficacia. Cabe subrayar que Brasil y Sudáfrica son países miembros del Tribunal Penal Internacional, y por tanto pesa sobre ellos el deber de ejecutar la orden de detención emitida por esa corte contra Putin.
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Ambas Partes se proponen reforzar la coordinación en el seno del G20 y de otros mecanismos multilaterales, alentar al G20 a responder a los retos actuales del entorno financiero y económico internacional y mejorar la gobernanza económica mundial de manera equitativa y sostenible para reflejar mejor la arquitectura económica mundial, lo que incluye una mayor representación y voz de los Estados con mercados emergentes y de los países en desarrollo. Dichas Partes apoyan a la Unión Africana en su adhesión al G20.
Una referencia a un foro cuya última cumbre, en noviembre en Bali, supuso un trago amargo para ambos, aunque principalmente para Rusia. El comunicado final adoptó un lenguaje desfavorable para el Kremlin. Pekín no quiso llevar la defensa de su aliado hasta el extremo y, a la vista de que prácticamente todos los demás manifestaban consenso sobre ese texto, lo dejó pasar sin reclamar una nota al pie que explicitara el disenso. Una derrota diplomática.
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Ambas Partes están decididas a reforzar la cooperación para apoyar un sistema comercial multilateral basado en las normas de la OMC, y combatir así el proteccionismo comercial, incluida la imposición de restricciones unilaterales ilegítimas al comercio;
Una referencia a la guerra de los semiconductores. En diciembre, Pekín presentó una demanda ante la Organización Mundial del Comercio contra Estados Unidos, al que acusa de abusar de las medidas de control de las exportaciones para restringir el comercio de chips avanzados. Washington aprobó estos mecanismos en octubre ante lo que considera una creciente amenaza por el rápido desarrollo tecnológico y militar de China.
intensificarán además el diálogo sobre la agenda de la Organización Mundial del Comercio, incluidas sus reformas para reforzar el papel de la OMC en la gobernanza económica mundial, promoviendo especialmente la reanudación del funcionamiento normal del mecanismo de solución de diferencias para 2024, e impulsando la aplicación de los resultados de las negociaciones sobre iniciativas conjuntas como la facilitación de la inversión y el comercio electrónico, de modo que Ambas Partes condenan firmemente la politización de la plataforma multilateral.
Andanada contra EE UU, que impide el fluido funcionamiento de la institución al bloquear la renovación de los miembros de su panel de arbitraje de referencia. Un obstruccionismo empezado por Trump que no se ha arreglado con más de dos años de presidencia de Biden.
Siete
Subrayando la importancia de la Declaración Conjunta de los Líderes de los Cinco Estados Poseedores de Armas Nucleares sobre la Prevención de la Guerra Nuclear y la Prevención de una Carrera Armamentística, las Partes reafirman que “la guerra nuclear no se puede ganar ni combatir”.
Putin ha esgrimido de forma explícita, en varias ocasiones, la amenaza nuclear desde el inicio de la invasión. Al principio de la guerra, justo antes de empezar a negociar con Kiev, el mandatario activó a sus fuerzas de disuasión nuclear «en un modo especial de servicio de combate». En septiembre, al decretar su movilización masiva por el fracaso de su ofensiva inicial, el jefe de Estado ruso advirtió de que usará «todos los medios a su alcance» si Occidente intervenía. «Esto no es un farol», manifestó Putin.
Hacen un llamamiento a todos los signatarios de la Declaración Conjunta para que pongan en práctica sus mensajes clave, incluida la reducción efectiva del riesgo de guerra nuclear y de cualquier conflicto armado entre Estados poseedores de armas nucleares. En un contexto de deterioro de las relaciones entre Estados poseedores de armas nucleares, las medidas para reducir el riesgo estratégico deben integrarse perfectamente en los esfuerzos generales para reducir las tensiones entre los Estados, construir relaciones más constructivas y minimizar los motivos de fricción en materia de seguridad.
El Kremlin ha suspendido recientemente la aplicación del principal tratado de control de armas nucleares, el New START, firmado entre Washington y Moscú.
Todos los Estados poseedores de armas nucleares no deben desplegar armas nucleares fuera de sus territorios nacionales y deben retirar todas las armas nucleares desplegadas en el extranjero.
Tras publicar esta declaración a principios de semana, Putin anunció este sábado que desplegará armas nucleares tácticas en Bielorrusia. Justifica la medida señalando que EEUU tiene esas armas en otros Estados europeos y que no infringe tratados. El New START cubre armas tácticas.
Las partes reafirman que el Tratado de No Proliferación es la piedra angular del régimen internacional de desarme nuclear y de no proliferación internacional. Las partes reafirman su compromiso con las obligaciones contraídas en virtud del Tratado y seguirán coordinando sus esfuerzos para preservar y reforzar el Tratado en aras del mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales.
Ambas Partes expresaron su honda preocupación por las consecuencias y los riesgos para la estabilidad estratégica regional derivados del establecimiento de la Asociación Trilateral de Seguridad (AUKUS) entre Estados Unidos, el Reino Unido y Australia, así como el programa de cooperación conexo sobre submarinos de propulsión nuclear. Dichas Partes instan encarecidamente a los Estados miembros de AUKUS a que cumplan estrictamente sus obligaciones en materia de no proliferación de armas de destrucción masiva y sus vectores, y a que mantengan la paz, la estabilidad y el desarrollo regionales.
Ambos países han expresado reiteradamente sus reservas a este pacto suscrito en 2021 por Australia, Reino Unido y Estados Unidos. Hace dos semanas, la triple entente anunció un plan detallado para desarrollar submarinos de propulsión nuclear en Australia. China afirma que esta alianza desatará una “carrera armamentística” en la región del Pacífico y que la futura transferencia de tecnología atómica de EE UU y el Reino Unido a Australia va en contra de los acuerdos internacionales de no proliferación. Rusia se ha sumado a la preocupación china. Debe subrayarse que la tecnología nuclear en cuestión solo atañe a la propulsión del motor, no tiene nada que ver con armas.
Rusia y China expresan su preocupación por la aceleración de la construcción de un sistema antimisiles global y el despliegue de sistemas antimisiles en todo el mundo, el fortalecimiento de la desactivación de la capacidad de ataque estratégico con armas no nucleares de alta precisión y el avance del despliegue de misiles terrestres de alcance intermedio y de corto y medio alcance en las regiones de Asia-Pacífico y Europa y su suministro a sus aliados, e instan a Estados Unidos a que deje de socavar la seguridad internacional y regional y la estabilidad estratégica global para mantener su propia superioridad militar unilateral.
Estados Unidos tiene la responsabilidad por haberse retirado en 2001, bajo el mando de Bush hijo, de un importante tratado de control de misiles antibalísticos. Todas las potencias se ven envueltas en la carrera. Putin anunció en su discurso a la nación de 2018 una nueva generación de armas «que nadie tiene»: misiles hipersónicos, drones submarinos nucleares y cohetes capaces de evadir cualquier escudo antimisiles al cambiar de pronto de dirección. China hizo el año pasado pruebas que muestran sus altas capacidades en este sector.
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Ocho
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Nueve
Las Partes consideran que deben respetarse los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho internacional. La Parte Rusa valora positivamente la posición objetiva e imparcial de la Parte China sobre la cuestión ucraniana.
China, que nunca ha condenado la invasión perpetrada por Rusia en Ucrania, pero tampoco ha proporcionado armas letales a Moscú, ha tratado de ejercer desde el principio un complejo equilibrio escorado hacia Moscú. En ese marco, nunca ha reconocido ni la anexión ilegal de Crimea de 2014, ni la independencia de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, pero sí crítica las sanciones impuestas a Rusia o el apoyo militar occidental a Ucrania. Putin agradece a Xi esa «posición objetiva», propia de la relación de amistad «sin límites» sellada solo tres semanas antes de que los tanques rusos entraran en Ucrania.
Las Partes se oponen a que cualquier Estado y sus bloques perjudiquen los legítimos intereses de seguridad de otros países con el objetivo de obtener ventajas militares, políticas o de otra índole. La Parte China elogia la voluntad de la Parte Rusa de esforzarse por reanudar las conversaciones de paz lo antes posible.
Tras la ruptura de las negociaciones de Estambul en marzo de 2022, Moscú se ha mostrado inflexible a la hora de volver a la mesa de negociaciones. El Kremlin exige que Kiev reconozca «la nueva realidad territorial» tras su anexión formal en septiembre de cuatro regiones ucranias que no controla del todo, Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, más Crimea.
Rusia acoge con satisfacción la voluntad de China de desempeñar un papel positivo en la solución política y diplomática de la crisis ucraniana y las consideraciones constructivas expuestas en el documento elaborado por la Parte China, titulado “La Posición de China sobre una solución política de la crisis ucraniana”.
En febrero, en coincidencia con el aniversario de la invasión, China publicó un documento en el que afirma la importancia de respetar la «soberanía, la independencia y la integridad territorial de todos los países». El texto no contempla ninguna medida práctica, y ha sido recibido con escepticismo por Estados Unidos, Bruselas y la OTAN; Ucrania fue parca en su respuesta, está a la espera de una posible conversación entre Xi y su homólogo ucranio, Volodímir Zelenski.
Las Partes señalan que una solución a la crisis ucraniana exige respetar las legítimas preocupaciones de seguridad de todos los países y evitar la formación de una confrontación basada en bloques, poniendo fin a las acciones que contribuyan a avivar aún más el conflicto.
Uno de los argumentos de Rusia para invadir Ucrania fue la ampliación de la OTAN hacia el este. Durante las negociaciones previas a la guerra, el Kremlin exigió la expulsión de todos los miembros incorporados desde 1997. Es decir, todos los países al este de Alemania, desde los bálticos y Polonia a Rumanía.
Ambas Partes subrayan que el diálogo responsable es la mejor manera de encontrar una solución sostenible a la crisis ucraniana y que la comunidad internacional debe apoyar los esfuerzos constructivos en este sentido.
Dichas Partes piden el cese de todas las medidas que contribuyan a la escalada de la tensión y a la prolongación de las hostilidades, para evitar una mayor degradación de la crisis hasta su transición a una fase incontrolable. Además, Ambas Partes se oponen a todas las sanciones unilaterales impuestas eludiendo al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Las Partes insisten en que la OTAN debe cumplir estrictamente sus compromisos relativos al carácter regional y de defensa de esta Organización. Piden a la OTAN que respete la soberanía, la seguridad y los intereses de otros Estados y su diversidad civilizacional, histórica y cultural, pero también que adopte una actitud objetiva e imparcial hacia el desarrollo pacífico de otros Estados.
La parte rusa se aferra en su relato a la supuesta promesa que hizo en 1990 el entonces secretario de Estado estadounidense, James Baker, al presidente soviético, Mijaíl Gorbachov, de que la OTAN no se expandiría al este de Alemania. Sin embargo, esta aseveración nunca se tradujo en ningún pacto escrito.
Las Partes expresaron su honda preocupación por el continuo fortalecimiento de los lazos militares y de seguridad de la OTAN con los países de Asia-Pacífico, que socava la paz y la estabilidad regionales.
En enero, Japón y la OTAN firmaron una declaración para estrechar aún más sus lazos. Por primera vez, varios países asiáticos fueron invitados a una cumbre de la Alianza, en ocasión de su reunión en Madrid en el verano pasado.
Ambas partes se opusieron a la creación de una estructura de bloque cerrada y exclusiva en la región Asia-Pacífico, que crea una política de bloques y confrontación entre bandos. Dichas Partes señalan que Estados Unidos se aferra a la mentalidad de la Guerra Fría y persigue la Estrategia Indo-Pacífica, que tiene un impacto negativo en la paz y la estabilidad de la región. China y Rusia se han comprometido a construir un sistema de seguridad igualitario, abierto e integrador en la región Asia-Pacífico que no tenga como objetivo a terceros países, con el fin de mantener la paz, la estabilidad y la prosperidad regionales.
En la cumbre de junio, en Madrid, la OTAN nombró por primera vez a China en su Concepto Estratégico y la acusó de tratar de «subvertir el orden internacional», posando su mirada con mayor intensidad en la región de Asia-Pacífico. A Rusia la denomina una «amenaza». Y la Alianza ve con preocupación la «profundización en la asociación estratégica» entre ambas.
Ambas Partes consideran que el mantenimiento de la paz y la estabilidad en el noreste de Asia redunda en interés de todas las partes implicadas. Dichas Partes se oponen a las fuerzas militares extraterritoriales que socavan la paz y la estabilidad regionales y piden a los países afectados que abandonen la mentalidad de la Guerra Fría y los prejuicios ideológicos, actúen con moderación y se abstengan de realizar acciones que pongan en peligro la seguridad regional.
Un llamamiento a evitar una potencial crisis en una de las regiones más inflamables del planeta, con muchos elementos cuya lectura puede hacerse en paralelo a Ucrania. Taiwán, la isla en la que chocan Estados Unidos y China, se encuentra en el epicentro de esa tensión, pero hay otros elementos regionales enquistados, como la persistente amenaza nuclear y balística de Corea del Norte.
(…)
El Presidente de la República Popular China, El Presidente de la Federación Rusa
Xi Jinping, V. V. Putin
Traducción de Amelia Serraller Calvo
Lea el artículo completo aquí.
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