Sociedad
El bodeguero que chocó con la Unión Europea por una flor que cambia el color de la ginebra

Las barras de los bares son también un espacio de competencia. Un lugar donde los colores y formas de las botellas situadas a la espalda del camarero pugnan para llamar la atención de unos parroquianos que quizá, en el último momento, cambien de bebida a causa del encanto de un diseño. Rectangular, de cristal grueso y con un líquido de un intenso añil, esta ha sido la apuesta para captar clientes del Blue Velvet Violet Gin, una ginebra elaborada por Bodegas Jaime, un pequeño productor situado en un pueblo de mil habitantes de la provincia de Zaragoza, Morata de Jalón.
La bebida tiene un golpe de efecto escondido. Si se le echa jugo de limón o un refresco con gas carbónico, como la tónica, el color de la bebida cambia a tonos rosas y violetas debido al cambio ácido del pH. Bodegas Jaime no es el primer ni el mayor productor que ha recurrido a este sorpredente efecto para aumentar sus ventas. Pero tampoco la he ido mal. A pequeña escala, y compitiendo con multinacionales, ha ido creciendo desde 2019 y el año pasado logró vender casi 70.000 botellas, principalmente en mercados del norte de Europa.
La legislación europea, sin embargo, le ha dado ahora un trago amargo a Martín Jaime, dueño del negocio. Una lección en su forma de aplicarse. Alemania, Finlandia, Dinamarca y España han retirado la ginebra del mercado debido a que el colorante natural que utilizaba, procedente de la flor Clitoria ternatea, no está incluido en el registro de colorantes autorizados por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). Las autoridades no ven un riesgo inmediato para la salud de los consumidores más allá de los propios daños que produce el alcohol —la retirada afecta a las botellas en el canal de distribución, no a aquellas en manos de los particulares—, pero este empresario ha tenido que cambiar a toda prisa la formulación de la bebida para seguir en el negocio.
“No entiendo muy bien lo ocurrido. Todos estos años ha habido más ginebras con Clitoria ternatea en el mercado. Y si miras por Internet, se pueden comprar muchas cosas con la planta en forma de flores secas o de colorante. Así que todo parece una cuestión más burocrática que otra cosa. Al menos he tenido suerte en algo. Desde que me llegó la primera notificación de Alemania de que había algún problema hasta que llegó la inspección aquí en España pasó un mes. En este tiempo tuve tiempo de investigar y encontrar otro colorante. Así que ya puedo sustituir las botellas retiradas. Esto me ha salvado. Si dejas a los clientes tirados pierdes su confianza y tienes que cerrar”.
La Clitoria ternatea es originaria de la isla indonesia de Ternate. De ahí la segunda parte del nombre científico. La primera se debe a que su forma es parecida a los órganos sexuales femeninos. Es una planta de la familia de las fabáceas muy apreciada por varios motivos: es bonita, trepa con facilidad, requiere pocos cuidados, mejora la calidad del suelo (fija nitrógeno en la tierra) y florece prácticamente todo el año en zonas tropicales. Sus flores azules contienen un tipo de antocianina, un colorante natural similar al de las uvas y frambuesas, entre muchos otros vegetales, que es la responsable de los cambios de coloración del Blue Velvet Violet Gin.
En el Sudeste asiático, las flores de Clitoria ternatea tienen infinidad de usos. También en la India, donde son utilizadas en forma de infusión como bebida y fuente de color en ceremonias de varias religiones. En algunos hoteles de Vietnam es común dar la bienvenida con una bebida azulada hecha con la planta. Y también es ampliamente utilizada como colorante para arroces. Una búsqueda en Internet permite observar que su venta y uso en Europa no es infrecuente.
La normativa europea, sin embargo, tiene sus cauces y requiere sus tiempos. Y seguirlos es la mejor forma de prevenir disgustos empresariales y dar seguridad a los planes de negocio, recuerda el catedrático de Nutrición y Bromatología por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), José Juan Rodríguez. “Lo que le ha pasado a esta empresa no es tan infrecuente. Suele pasar con compañías pequeñas que ven una oportunidad de negocio y consideran que un ingrediente es seguro porque ya se utiliza en otros sitios. Pero hay que asesorarse bien, porque en todo lo referente a alimentos y bebidas la normativa es muy garantista en favor del ciudadano. Se suele pensar que una planta o una flor es algo inocuo y a veces no lo es. Es la compañía la que tiene que demostrar que no hay ningún riesgo para la salud con su consumo”, explica.
El uso de las flores de Clitoria ternatea como colorante en Europa no está autorizado, pero según las fuentes y documentos consultados la razón más probable es que esto sea más porque nadie lo ha solicitado que porque haya algún riesgo. Un informe de la EFSA, fechado el 15 de diciembre de 2021, resume el recorrido administrativo de la planta. Dos compañías notificaron en septiembre de 2020 a la Comisión Europea su deseo de vender las flores secas Clitoria ternatea para hacer infusiones.
Para tramitarlo, recurrieron a una de las vías previstas por la normativa: que su uso es tradicional en terceros países, lo que da evidencias sobre su seguridad. La Comisión remitió el expediente a la EFSA, que como es preceptivo inició una revisión de toda la documentación y publicaciones científicas relacionadas. La agencia, sin embargo, puso objeciones a la comercialización de las flores por su contenido en ciclótidos, unas proteínas con potencial tóxico presentes en muchos vegetales. Las conclusiones del informe técnico no dicen que los compuestos sean perjudiciales para las personas, sino que no hay constancia sobre su seguridad —hay varios tipos de ciclótidos con distintos perfiles de toxicidad— y que son necesarias más evidencias para descartar riesgos.
Producto final libre de ciclótidos
En realidad, la ginebra retirada ni siquiera contiene ciclótidos, como evidencia un análisis aportado por Bodegas Jaime. Con el proceso de elaboración y el uso de la flor como colorante, al producto final solo pasan las antocianinas, por lo que a priori los riesgos serían inexistentes. La propia EFSA lo apunta en su informe: “La información disponible muestra que el uso tradicional en los países asiáticos como colorante alimenticio no presenta efectos adversos aparentes para la salud. Sin embargo, esto no es de aplicación en la actual solicitud para la preparación de infusiones”, recoge el informe técnico.
“El informe dice que, sin más análisis, no puede venderse la planta para hacer infusiones, pero no parece ver problemas en su uso como colorante. Esto, sin embargo, requeriría presentar un expediente para conseguir la autorización. Con este trámite, la empresa no hubiera tenido ningún problema. Hubiera gastado un poco de dinero y tardado un poco más en poder sacar la ginebra al mercado, pero se habría ahorrado sustos y los costes a los que debe hacer frente ahora”, detalla José Juan Rodríguez.

Martín Jaime está ahora a la espera de recibir todas las botellas que seguían en los canales de distribución para destruirlas. Y sigue dándole vueltas a lo ocurrido: “Cuando sacamos la ginebra, había tantas cosas en el mercado con esta flor que era impensable todo esto. Además, veo que hay otras ginebras similares no retiradas, así que pienso que hay cierto margen de discrecionalidad”, afirma.
El bodeguero sitúa en la rivalidad de grandes empresas en Alemania el origen de todo. “A veces se denuncian para quitarse un competidor de encima. Lo malo es que he acabado recibiendo yo. Ahora pienso que la flor estaba tolerada y nadie había perdido un minuto porque este colorante no tiene ningún riesgo. Pero si hay una denuncia y un inspector toma la primera decisión, luego todo sigue por inercia”, concluye.
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Sociedad
Xavier Aldekoa: “El periodismo, en esencia, no ha cambiado”
Cuando Xavier Aldekoa (Barcelona, 41 años) era un niño, había un “cuento”, de aquellos que relataba su padre y representaba con sus hermanos, que sobresalía entre sus preferidos. Era una historia de Julio Verne, Un capitán de quince años, en la que el pequeño Dick, engañado, acaba encallado en la costa africana. Desde entonces comenzó a soñar con África, mucho ante de recalar en el continente, hace casi ya 20 años. “Para alguien curioso, no hay lugar mejor que África”, asegura ahora este ganador del Premio Ortega y Gasset a la mejor cobertura multimedia por Río Congo. Un viaje desde las fuentes a la desembocadura por el gran río de África, una serie de reportajes publicados en La Vanguardia entre noviembre y diciembre de 2022.
Aldekoa se define como reportero y defiende que, en esencia, el periodismo no ha cambiado, aunque sí la forma de hacerlo. Para el proyecto premiado, que incluye fotografías y vídeos, utilizó pequeños cuadernos que fue llenando durante los más de dos meses que duró la travesía por el río y un teléfono móvil “que me daba la calidad suficiente y me evitaba problemas con rebeldes o policías y permisos y no suponía peso añadido”. Aun así, cada vez que habla de la serie premiada, lo hace también del trabajo en equipo en el que destaca tanto al director del diario, Jordi Juan, que le dio tiempo y solo le pidió que no tuvieran que ir a buscarle, y de sus compañeros de infografía, vídeo y diseño “que se desvivieron” para que el proyecto saliera adelante tal y como el propio Aldekoa lo había soñado y diseñado. “Ha sido emocionante y bonito”, sentencia.
El viaje por los 4.700 kilómetros que recorre el Congo desvela la esencia de cada una de las Áfricas que hay en el continente, “luminosas, tenebrosas y cicatrizadas”, califica Aldekoa. “Es un río de extremos, generoso sin medida pero también hostil y violento sin medida”, añade. Todo ello está reflejado en los ocho capítulos del reportaje premiado para los que tuvo que negociar con rebeldes, viajar junto a 300 personas en una barcaza preparada para 50, escuchar las historias de las tribus, indagar en sus formas de vida y la incertidumbre de no saber si iba a poder completar el proyecto. “Fue un viaje muy intenso en el que, pese a lo preparado y diseñado que estaba, me obligó a improvisar constantemente”, relata. “Yo no buscaba una aventura, quería contar una región compleja”, resume.
Xavier Aldekoa tenía un objetivo: contar bien el Congo, que las historias fueran equilibradas, que reflejaran la belleza de la naturaleza y la generosidad de su gente además del peligro y el riesgo de cada una de las zonas. “Hubo momentos en los que pensaba que no podía, que no me quedaba más remedio que bajar los brazos”, rememora, pero el reportero se repuso a ellos hasta construir la historia de que le ha valido el Premio Ortega y Gasset del que el jurado destacó su relato “bien armado en el que todos sus elementos multimedia se integran a la perfección. Cada pieza es en sí misma es un contenido periodístico de valor y, en su conjunto, forman un relato de viajes transversal en el que se abordan temas tan diversos como el medio ambiente o la desigualdad”.
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Sociedad
Un mes después de la tragedia de Sallent: los vecinos ultiman una plataforma contra el ‘bullying’ en el municipio

Sallent no quiere olvidar. El instituto Llobregat, donde estudiaban los gemelos de 12 años que saltaron hace un mes desde un tercer piso, ha celebrado este martes un acto de recuerdo a sus estudiantes: uno de ellos falleció y la hermana se recupera en el hospital de Sabadell. El acto se ha celebrado en el último tramo del horario lectivo de esta mañana en el patio del recinto escolar y era optativo para todos los alumnos. Aquellos que no han querido participar, han podido irse a casa.
El centro intenta recuperar la normalidad. Los espacios de recuerdo a los gemelos han perdido presencia, y los alumnos ya no saben dónde está el pupitre que utilizaba una de las víctimas, que sus compañeros llenaron de firmas y dedicatorias el día después de la tragedia. “Ahora existe un clima de normalidad”, asegura un estudiante de ciclos formativos a las afueras del centro. Tampoco hay rastro de los carteles que pegaron en la pared algunos padres reclamando saber qué ocurrió. Únicamente una pintura actualizada en un muro próximo al instituto da pistas de lo ocurrido: “Sallent libre de transfobia, racismo, clasismo y bullying”. La víctima mortal había verbalizado entre sus compañeros la intención de ser identificado como Iván, y sus amigos denuncian que otros jóvenes le llamaban Ivana. El Ayuntamiento, que atendía a la familias a través de sus servicios sociales, negó a EL PAÍS conocer la petición del menor, y no ha trascendido si el centro lo sabía.
El entorno de la familia mantiene públicamente un perfil bajo por consejo de los abogados, pero algunos vecinos pretenden conformar una plataforma transversal para “combatir la discriminación y el acoso escolar” en el pueblo, aseguran diferentes fuentes próximas. De momento son una cuarentena de personas, pero esperan que la cifra aumente a medida que se den a conocer. La asociación no está formalmente constituida, pero confían en presentarse oficialmente de aquí a pocos días y realizar una concentración de apoyo y recuerdo a la familia de los gemelos. El objetivo de la plataforma es claro: “Si se detecta un caso de acoso, intentaremos ayudar. Y también se quiere ofrecer asesoramiento y apoyo a los padres de alumnos víctimas de bullying”, comenta Serafín, uno de los miembros de la plataforma.
El Departamento de Educación, que inicialmente rechazó un contexto de acoso escolar, investiga ahora si las víctimas sufrieron bullying en el centro. La consejería trasladó la semana pasada al juzgado de instrucción “toda la información recopilada”, según avanzó la secretaria general de Educación, Patrícia Gomà. Son siete informes “confidenciales”, argumentó, realizados por la inspección educativa, la de servicios, la dirección del centro, la orientadora, la tutora, el equipo de asesoramiento psicopedagógico y la unidad de atención a las víctimas de violencias, en el que también se da voz a los alumnos. “El caso es muy complejo”, admitió Gomà.
Requerido el lunes para que actualizara el avance de la investigación, el Departamento se remitió a las palabras de Gomà y aseguró que no podría informar de nada más. El consejero de Interior, Joan Ignasi Elena, también eludió este martes concretar la cuestión en la rueda de prensa posterior al Consell Executiu: “Este tema está judicializado. No puedo afirmar o decir si existió bullying. Esto tiene que determinarlo la inspección y el juez, no yo”, ha dicho. El suceso, en todo caso, se ha llevado por delante al director, que no seguirá en la dirección el curso que viene.
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Sociedad
Alerta en Japón por el aumento de suicidios de menores, que alcanzan el máximo de su historia

Japón se enfrenta a un número sin precedentes de suicidios de menores. En 2022 se quitaron la vida 514 estudiantes de primaria y secundaria, según la estadística del Ministerio de Sanidad, Trabajo y Bienestar de Japón publicada este mes. Dentro de ese grupo se contabilizaron 17 niños de 12 años o menos. Es la primera vez en que, desde que se empezó a recopilar la estadística en 1980, la cifra de menores sobrepasa los 500 casos. Aunque el total absoluto aumentó un 4,2% anual en 2022 hasta los 21.881 casos, Japón se encuentra lejos de su máximo histórico de 34.427 suicidios registrados en 2003.
El descenso de suicidios en Japón en las dos décadas pasadas equivale a un 40% y se atribuye al esfuerzo de organizaciones no gubernamentales como Lifelink (lazo vital, en inglés), fundada en 2004. “Pese al descenso generalizado, el suicidio de menores sigue en aumento y eso significa que las medidas de apoyo no son suficientes”, dice Yasuyuki Shimizu, que fundó Lifelink al terminar una investigación sobre niños que quedaron huérfanos por el suicidio de alguno de sus padres para un programa de televisión que dirigía.
Shimizu dejó el periodismo de investigación para dedicarse a un problema social que considera acuciante. En su opinión, la tecnología y las redes sociales han agudizado el problema, pues los mensajes, en casos de acoso escolar, persiguen a los niños las 24 horas. No obstante, los expertos recuerdan que el suicidio es siempre multicausal, sin un único detonante.
En Japón, donde se vive con un trasfondo del descenso de la natalidad y el envejecimiento de la población, la presión académica y el miedo al hostigamiento en las escuelas son algunos de los factores asociados con suicidios de niños, sobre todo al final de las vacaciones. También los conflictos familiares contribuyen a inspirar deseos de “querer desaparecer de este mundo”, continúa el experto. Otro factor es la violencia machista. “Muchos de los niños que nos consultan hablan de que su madre quiso quitarse la vida después de haber sido golpeada por el padre. Eso puede crear un ciclo”.
Lifelink recibe un promedio de 4.000 llamadas telefónicas y 3.000 mensajes de texto, de los cuales muchos son de menores. Los menores japoneses se familiarizan con el suicidio a través de la información recurrente sobre el tema, dice Shimizu, que descarta la percepción generalizada en occidente de que la cultura japonesa fomenta quitarse la vida por celebrar con su literatura y su cine actos como el harakiri o los pilotos kamikaze.
De hecho, según Shimizu, la percepción del suicidio como un problema que la sociedad necesita abordar sin tapujos lo ha normalizado, ha favorecido la discusión de leyes para erradicarlo, pero también hace que muchos niños lo vean como una opción para salir de sus problemas.
Aunque en Japón las noticias de la televisión nacional se decantan por eufemismos como “poner fin a la propia vida”, el suicidio es una estadística anunciada cada año en los medios, en las páginas web de ministerios, gobiernos regionales, la policía e instituciones que trabajan por la salud mental. Sin embargo, en la calle, “el suicidio sigue siendo una palabra tabú en las conversaciones, pese a que no recibe la categoría de pecado que le asignan religiones como el cristianismo o el islam”, explica Shimizu. “Los niños lo relacionan con la lástima o piensan que pedir auxilio (cuando se tienen pensamientos suicidas) es un incordio para los demás”, añade. Ese tabú también está en la escuela, pese a que en la sociedad japonesa se habla más del suicidio. “Cuando los niños puedan decir lo que piensan en su escuela y en su hogar, creo que la cantidad de niños que se suicidan disminuirá”, dice Shimizu.
Los medios de comunicación nipones suelen acatar las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud de omitir los métodos en las informaciones sobre suicidios. Aun así, en el caso de muertes de famosos, la forma de suicidio suele filtrarse en las redes sociales y su repercusión suele ser inmediata.
Shimizu enseña con gráficos los picos de suicidios que han tenido lugar después de que se diera a conocer el suicidio de un personaje famoso. En julio y septiembre de 2020, por ejemplo, los respectivos suicidios de un popular actor de 30 años y una actriz en la cuarentena, fueron emulados por personas de edades parecidas y duplicaron el número de muertes por mano propia en los días posteriores al anuncio de los dos casos.
Problema social y políticas públicas
Muchos japoneses relacionan el suicidio con la vergüenza y lo relegan a un problema individual de personas débiles. En 2006, con la ayuda de parlamentarios que escucharon los testimonios de niños que habían perdido sus padres por suicidio, Shimizu diseñó y logró que se aprobara la Ley Básica sobre Medidas para Contrarrestar el Suicidio, cuyo objetivo es transmitir el mensaje de que ayudar a las personas que piensan quitarse la vida es un trabajo que corresponde a la sociedad en su conjunto.
Tras fijar objetivos numéricos para reducir la tasa de suicidio a niveles similares a las de otros países industrializados, la Ley Básica produjo casi dos décadas de descenso de muertes por mano propia y propició una dinámica de colaboración que evita las trabas habituales entre organismos e instituciones y da prioridad a las soluciones. “Pero lo más importante es enseñar a los niños a enviar un mensaje SOS y hacerles tomar conciencia de que está bien hacerlo”, dice el fundador de Lifelink.
Justo durante el inicio de la pandemia, Shimizu se encontraba gestionando la creación de un organismo llamado Centro de Promoción de medidas contra el Suicidio de Japón (JSCP, por sus siglas en inglés) que hizo frente al aumento de suicidios durante el confinamiento y ayudó a paliar el cierre de centros de apoyo a causa de la pandemia. En enero de 2021, JSCP fue designado por la Organización Mundial de la Salud como “centro colaborador que aporta investigación y capacitación para la prevención del suicidio”. Entre sus objetivos figuran los intercambios académicos internacionales, exportar sus experiencias a otros países y crear una red global para medidas contra el suicidio.
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